"Parador de Cádiz, un vanguardista mirador con vistas al Atlántico
La magia de la particular luz de la costa gaditana, considerada única; las impresionantes vistas a la Bahía con el Atlántico como horizonte y los emocionantes atardeceres de los que se disfruta con sus míticas puestas de sol son los elementos que han condicionado el diseño del nuevo Parador de Cádiz. Un modernísimo edificio, obra del arquitecto Luis Collarte y construido en 2012 donde se alzaron sus predecesores, que se ha convertido en una auténtica seña de identidad de esta bella, alegre y luminosa ciudad, considerada la más antigua de occidente.
Así lo pone de relieve el director del establecimiento, Eduardo Oriola, en la entrevista que ha protagonizado dentro del espacio que el programa Marca España de Radio Exterior de España dedica a los Paradores de Turismo. "El diseño se inspiró principalmente en la luz y las vistas. Esos fueron los principales requisitos que se pidió, que la luz de Cádiz entrara por todo el edificio", revela.
El emblemático "Hotel Atlántico" es un flamante inmueble de líneas vanguardistas donde las formas y los materiales nobles más diversos: madera, mármol, acero, piedra, vidrio ... se unen para dar forma a un nuevo icono de la arquitectura contemporánea. La luz invade por completo los espacios y el mar se convierte en el horizonte que se divisa desde cualquier punto del Parador.
"Tiene ocho plantas de construcción, desde la tercera a la séptima se ubican todas las habitaciones, todas con una terraza exterior. Tiene la zona de naciente, que da hacia el Parque Genovés y toda la Bahía; y la parte contraria que da hacia La Caleta, a la puesta del sol, el faro. Una ubicación privilegiada. Y los clientes todos nos lo reconocen sobre todo por esa luminosidad, esa luz. Eso es lo que nos diferencia", explica Oriola.
En el hotel se respira un ambiente tranquilo que invita al disfrute y al descanso. Cuenta con 124 habitaciones modernas y cálidas, y dentro de sus vanguardistas instalaciones dispone de un spa y, especialmente, unas piscinas, que dejan al público con la boca abierta. Dada su disposición, da la impresión de estar nadando en el propio mar: "Las piscinas las tenemos en una segunda planta, con lo cual te hace un efecto infinity por el que te estás bañando en la piscina y estás viendo el mar de fondo".
Símbolo medioambiental, el edificio está dotado de todas las innovaciones tecnológicas y es 100% sostenible. "Tenemos un cogenerador que calienta el agua y al mismo tiempo está generando energía eléctrica; fotovoltaica que va recogiendo la luz del sol... Tenemos autoconsumo de esa energía. Tenemos enfriadoras con recuperador de calor. Van enfriando el agua para que los clientes tengan aire acondicionado y ese calor que genera la máquina se utiliza para calentar el agua de las piscinas del spa. Todas las aguas que marchan por el grifo tenemos unos depósitos de aguas grises, se depuran, se limpian, se les da su tonalidad de color azulito para que salga por los wc y los urinarios y la reaprovechamos. Intentamos que todos nuestros recursos se aprovechen al máximo", enumera pormenorizadamente.
El Parador cumple este año 90 años dado que es heredero del primigenio Hotel Atlántico promovido en 1929 por la iniciativa privada para alojar a los turistas que desembarcaban de los grandes trasatlánticos procedentes de América con motivo de las exposiciones internacionales que se celebraron aquel año en Sevilla y Barcelona. Los terrenos fueron cedidos gratuitamente por el Ayuntamiento y el Estado financió la operación.
El arquitecto Ricardo de Churruca y Dotres proyectó un edificio de composición simétrica, al estilo de los grandes hoteles de lujo de la época, pero desprovisto de ornamentación, en una apuesta por la arquitectura moderna. El propio rey Alfonso XIII fue el encargado de inaugurarlo.
"Recordaba a ese tipo de hoteles que hay en La Habana., rodeado de palmeras. Fue un hito de modernidad. Por primera vez un hotel podía tener teléfono, agua caliente, servicios dentro del propio hotel. Casi todas las habitaciones tenían baño completo. Era un gran lujo comparable a los grandes hoteles que ya empezaban a despuntar en Madrid, como era el Palace", rememora el actual director.
El anormal funcionamiento del negocio conllevó su incautación y su adjudicación al Estado en 1931. El inmueble, con 87 habitaciones, se incorporó a la red de Paradores. Cuartel general durante la Guerra Civil, tras diversas modificaciones y ampliaciones -en 1964, según relata Oriola, se le incorporó un anexo de tres plantas con 45 nuevas habitaciones y se le dotó de piscina, peluquería, restaurante...- en 1978 se proyectó un nuevo y moderno Hotel Atlántico, que suponía la demolición del antiguo edificio.
El nuevo parador abrió sus puertas a comienzos en el año 81, hasta que con el cambio de milenio se planteó demoler el inmueble y sustituirlo por un nuevo Parador para un nuevo siglo. "El antiguo edificio hubo que demolerlo. Tenía problemas como muchos edificios que están cerca del mar. Además, teníamos el problema de habitaciones que no tenían vistas, no tenían luz... Había que hacer una nueva construcción y lógicamente sobre todo se pensó en estos visitantes que vienen a vernos", justifica."
Ver: https://paradores.es/es/blog/parador-de-cadiz-un-vanguardista-mirador-con-vistas-al-atlantico
"Cádiz fue considerado el puerto del sur peninsular más estratégico desde el punto de vista turístico para las exposiciones internacionales de 1929 , especialmente la iberoamericana de Sevilla, en tanto que acogía el tráfico marítimo mediterráneo y atlántico. La iniciativa de implantar un hotel en Cádiz para alojar a los turistas que desembarcasen de los grandes trasatlánticos o cruceros procedentes de América o Europa surgió del ámbito privado empresarial, y tomó forma gracias a la financiación del Estado. El inmueble fue promovido con el apoyo de Juan Antonio Güell y López, conde de Güell, que se materializó a través de la empresa Sociedad Gran Hotel Atlántico de Cádiz, creada expresamente para la construcción y posterior explotación del establecimiento.
El proyecto del hotel fue redactado por el arquitecto Ricardo de Churruca y Dotres, sobrino del conde de Güell. El edifico se inspiró en el Hotel Splendid en Dax (Francia), obra del arquitecto André Granet (1881-1974) proyectada y ejecutada entre 1925 y 1928 .
La arquitectura del hotel buscó una cierta modernidad en los grandes volúmenes blancos, desprovistos de decoración, que definían el edificio, pero también se aferró a las raíces culturales locales con el detalle de las ventanas en forma de arco de medio punto. La simetría general del edificio con sus cúpulas gemelas en las torres, el vestíbulo central cubierto con lucernario y la terraza abierta al mar en la trasera le acercaba al clasicismo de los grandes hoteles de lujo, característica de comienzos de siglo.
El hotel contaba con 87 habitaciones, todas con baño propio y algunas con chimenea para un mayor confort de sus huéspedes . El diseño del jardín de la parcela del hotel debía estar en consonancia con el parque Genovés que había sido despojado de parte de su terreno para construir el hotel. El arquitecto redactor del proyecto de paisajismo fue Nicolau María Rubió y Tudurí, jefe de Jardines y director de Parques Públicos del Ayuntamiento de Barcelona. Las obras se ejecutaron en menos de un año, ya que la colocación de la primera piedra tuvo lugar en enero de 1929 y el acto de inauguración el 3 de noviembre del mismo año."
Vista aérea: Google ;Maps
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