"Conjunto de tres casas unifamiliares, de una sola planta -con construcciones sobrepuestas en la azotea- y jardín en la parte trasera. Las tres fachadas, aunque pintadas modernamente con colores distintos, eran originalmente idénticas, con una ornamentación de molduras y relieves de estética modernista. No están catalogadas."
Una
de las muchas calles que se abrieron a finales del siglo XIX en la
barriada de la Montaña de la antigua villa de Sant Martí de Provençals,
sobre todo a partir de la epidemia de filoxera que azotó Cataluña
destrozando todos los viñedos. Esta fue la razón por la que se urbanizó
esa zona que hoy conocemos como el Guinardó. La calle de Sales i Ferrer
en principio se conoció como el carrer de la Font Catalana, que era como
se llamaba una fuente próxima donde se había ubicado una plaza también
con ese nombre de plaça de la Font Catalana. En el año mil ochocientos
noventa y siete la villa de Sant Martí de Provençals se unió a la vieja
ciudad amurallada de Barcelona, que al haber derruido sus murallas era
una ciudad que crecía cada día más, y Sant Martí de Provençals se
convirtió en un barrio más de esa creciente ciudad. En el año mil
novecientos siete para evitar la duplicidad en el nombre de muchas
calles, el alcalde don Domènech Sanllehy procedió a cambiar muchos
nombres, entre ellos el del carrer de la Font Catalana que lo definió
desde entonces como el carrer de la Habana. Y Habana se llamó esta
calle, hasta llegados los años veinte que con la dictadura del general
Primo de Rivera, el que estaba de alcalde de Barcelona que era don
Darius Rumeu i Freixa más conocido como el barón de Viver, quiso llamar a
esta calle Sales i Ferrer, por rendir honores a quien fue don Manuel
Sales i Ferrer, un historiador y sociólogo nacido en Barcelona en el año
mil ochocientos cuarenta y tres, que fue el que fundó en España el
Instituto de Sociología. Poco tiempo aguanto esta calle con el nombre de
carrer de Sales i Ferrer, porque durante la segunda república el
alcalde republicano de Barcelona don Jaume Aguader i Miró le quiso poner
el nombre de carrer del escultor Johan, por hacer mención a quien fue
don Pere Johan, un escultor de Tarragona que realizó interesantes obras
escultóricas en las catedrales de Barcelona y de Tarragona, y en
distintos lugares públicos de estas dos ciudades catalanas. Y carrer de
Pere Johan se llamó esta calle, hasta que en el año mil novecientos
cuarenta y nueve el alcalde de Barcelona don José María Albert i
Despuyol le volvió a recuperar el nombre de carrer de Sales i Ferrer,
que es el que se ha seguido manteniendo hasta la actualidad."
"Torre de veraneo construida hacia el año 1910. No se conoce al autor ni se sabe de dónde proviene el nombre, quizás de un antiguo alcornoque que pudiera haber en este lugar. Es un edificio concebido con una planta en forma de ele, construido íntegramente con ladrillo visto, con relieves ornamentales y detalles de cerámica azul. Toda la finca, de considerable extensión, está cerrada con un muro de mampostería con coronamiento de ladrillo visto. Cabe destacar una interesante farola de hierro forjado plenamente modernista.
La finca fue adquirida en los años cuarenta por Àngels Roca, y en 1948 la dio a los Hermanos Camilos, quienes construyeron junto a la Casa de Reposo Sant Camil, inaugurada en 1954. En la Torre del Suro (Torre del Corcho) vivió hasta su muerte, el cardenal Narcís Jubany, arzobispo de Barcelona."
"Edificio en chaflán proyectado por Raimon
Duran i Reynals en 1935. Constituye la referencia de muchos edificios
barceloneses de los años cuarenta. Concebido con criterios funcionales y
racionalistas, hace una concesión al clasicismo en algunos
de los elementos ornamentales, de tradición renacentista, y juega con
el contraste cromático del ladrillo visto y la piedra, solución que será
también muy imitada en muchos edificios posteriores".
Gracias a XavierSimónpor aportar: "Conegut, entre altres coses, per haver sigut la residència de l’ex-alcalde Porcioles Aquest edifici m’agrada molt la seva sobrietat i bona factura Duran
i Reynals va projectar en la mateixa època edificis de linia clarament
racionalista, com el del carrer Aribau, 243 (1933) i com el de
Còrsega-Llúria (Casa Mercè Ymbern de Cardenal 1934), just al costat oposat del que es presenta aquí" "Conocido, entre otras cosas,por habersido laresidencia delex-alcaldePorcioles Esteedificiome gustamucho susobriedady buenafactura Duran i Reynalsproyectóen la mismaépocaedificiosde líneaclaramenteracionalista,como elde la calle Aribau,243 (1933)ycomo el deCórcega-Llúria(Casa Mercè Ymbern de Cardenal 1934)justo al ladoopuestodel quese presentaaquí"
Las
termas de agua salada de la más lujosa de las villas romanas que se
conservan junto a Tarraco corren serio peligro. Los restos de este
particular balneario, que han perdurado durante casi 2.000 años, no
escapan a los estragos de los cada vez más intensos temporales
marítimos. Blas , la última borrasca ha dejado otra preocupante
huella en estos restos, una extensión de la Vil·la Romana de Els Munts,
que forma parte del conjunto de patrimonio de la humanidad de Tarraco.
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“Estas
termas romanas son una prueba de que el cambio climático está aquí, que
tiene consecuencias y que estamos en un punto de no retorno”, admite el
alcalde de Altafulla, Jordi Molinera. En su despacho, una fotografía
casi centenaria muestra una imagen ahora impensable: entre los restos
monumentales y el mar hay entre quince y veinte metros de arena, de
playa. Una playa que ya no existe.
“La
construcción del puerto de Torredembarra y los temporales están
cambiando el perfil del litoral y durante los últimos años los cambios
son más acentuados”, reitera. Técnicamente es la dirección general de la
Costa y el Mar la administración que tiene las competencias sobre todo
el litoral y, en consecuencia, sobre estos restos romanos, “pero nos
dejan intervenir”, añade Molinera.
El
Ayuntamiento coordina sus acciones con la dirección general de Costa y
también colabora con el Museu Nacional d’Arqueologia de Tarragona
(MAMT), que gestiona la Vil·la Romana dels Munts, de la que las termas
son una extensión. “El cambio climático afecta a todo y a todos, también
al patrimonio, hace tiempo que se tiene en cuenta en cualquier
emplazamiento al aire libre el impacto de los temporales, ya sean de
lluvia, de viento... y las termas de Altafulla están en una zona muy
sensible al lado del mar”, afirma con preocupación Mònica Borrell,
directora del MAMT.
La
solución para salvar estos restos, si la hay, es de difícil ejecución.
“Los recursos que tenemos son limitados y hay que priorizar las
acciones”, mantiene Borrell. “¿Qué podemos hacer? ¿Poner un dique? Esto
tiene que ser una lección, el cambio climático está aquí y es real y
esto que está pasando aquí es una prueba”, añade Jordi Molinera.
A
finales de junio del 2019, cuando se instalaron los postes y las
cuerdas para delimitar el espacio histórico, el mar no alcanzaba las
pilonas. Aunque la situación es cambiante, durante este otoño, el agua
las supera prácticamente a diario. Tan brusco ha sido el cambio y tan
violentos han resultado los últimos temporales –especialmente el Gloria de
enero del año pasado– que el Ayuntamiento ha dejado en suspenso el
proyecto de museización de las termas que habían encargado a un
arquitecto especialista en patrimonio histórico.
El
proyecto proponía la construcción de una pasarela de madera y tierra
compactada que suponía una inversión de 100.000 euros. “Al ver las
consecuencias de la borrasca Gloria , el propio arquitecto nos
aconsejó descartar la intervención...”, apunta Molinera. Los efectos de
la subida del mar también han obligado a desviar el GR que pasaba junto a
la playa. El sendero discurre ahora por unas escaleras que remontan el
montículo que delimita la playa de Altafulla en dirección a
Torredembarra, donde están las termas para retomar el camino de la costa
unos metros más adelante.
El avance del mar y la pérdida de arena afecta al tramo de los baños romanos y al resto del litoral de Altafulla.
Precisamente,
el actual gobierno municipal ha dado un giro en la gestión de su playa,
con un ambicioso plan director que, entre otras acciones, incluye la
deconstrucción de los extremos del paseo marítimo para que la playa
tenga más posibilidad de autorregeneración. También se han impulsado
medidas como la instalación de barreras de cañas para retener la arena
de forma natural, lo que ha servido para reducir considerablemente –de
10.000 a 2.000 metros cúbicos– las aportaciones de arena antes de la
temporada estival.
Otra
de las medidas ha consistido en arrancar árboles y plantas invasoras
para favorecer la plantación de especies autóctonas. Para seguir
materializando las medidas que contempla el plan director, el
Ayuntamiento necesita invertir dos millones de euros, “buscaremos los
fondos donde sea necesario”, asegura Molinera."