jueves, 15 de septiembre de 2022

11/09/2022 Soria. Concatedral de San Pedro

 "La concatedral de San Pedro, auténtica joya de la arquitectura románica castellana con la que cuenta la ciudad de Soria. Desde 1959 acumula el título de concatedral, fecha a partir de la cual comparte la sede catedralicia con El Burgo de Osma; hasta ese año se titulaba colegiata de San Pedro.

 Exterior

Puerta Santa

Fue la entrada principal de la Concatedral durante la época medieval en la que la Plaza Mayor estaba situada en la Plaza de San Pedro frente a la entrada principal de la primitiva colegiata románica. Entonces era el centro del casco urbano de la población con casas y palacios hoy desaparecidos. Posteriormente la Plaza Mayor se trasladó a la plaza de las Cinco Villas y ya, en el siglo XVI, a su emplazamiento actual. Con la reconstrucción de la colegiata en el siglo XVI, la puerta pasó a desempeñar un papel secundario como así atestigua la denominación de «puerta segunda o de atrás»3​ por los historiadores y el nulo uso que ha tenido a lo largo de la historia.

Tras la elevación de rango el 9 de marzo de 1959 por el Papa Juan XXIII con la Bula Quandoquidem Animorum, la puerta se convirtió en la Puerta Santa de la S. I. Concatedral. La última vez que se abrió la puerta fue en el IV domingo de adviento del año 2015 siguiendo el deseo del papa que permitió que en las iglesias se abriesen las Puertas Santas a través de las cuales los fieles pudiesen ganar la indulgencia plenaria en el Año Santo de la Misericordia.

Más sencilla y elevada que la portada sur, se abre en arco de medio punto entre dos pilastras acanaladas que sostienen un estrecho entablamiento y se sitúan sobre dos altos plintos. Se puede datar hacia la mitad del siglo XVI en el que se impone el purismo, caracterizado por una mayor austeridad decorativa. Comparándola con la portada sur se puede comprobar que hay un cierto cansancio de la exuberancia decorativa y se impone un estilo de aspecto más sereno"

Ver: https://es.wikipedia.org/wiki/Concatedral_de_San_Pedro_de_Soria

 Fotos: Jordi Noguera















 



 

Interior

La iglesia es de planta de salón de cinco naves con bóvedas de crucería estrelladas de combados, soportadas por columnas dóricas de sección circular, con cabecera poligonal. Tanto la nave central como las laterales constan de cinco tramos separados por arcos fajones levemente apuntados. En las naves laterales entre los contrafuertes hay numerosas capillas. El templo se terminó bajo el mecenazgo del obispo Acosta, cuyo escudo fue esculpido en una columna en 1573. La nave mayor tiene la misma altura que las colaterales, lo que conforma un tipo de edificio conocido como «iglesia salón», muy frecuente en la primera mitad del siglo XVI en Castilla.





















 
 Capilla absidial de San Nicolás

Otro retablo muy interesante es el que cubre el frente de la capilla absidial de la Epístola, plateresco de mediados del siglo XVI, procedente de la iglesia de Santa Clara, desalojado, en 1834, para uso militar. La historia de este retablo es muy interesante ya que las religiosas hablan de dos retablos y únicamente hay uno. Al montarlo debió modificarse en parte. La existencia de dos figuras de San Juan, la imagen de la Asunción, que está situada en el segundo piso, y la de San Miguel en el tercero, y que fue el titular original del retablo; hacen pensar que esta posibilidad puede ser cierta. Faltan dos tallas (San Francisco y Santa Clara) que actualmente están en el retablo del Santísimo de la iglesia de Santo Tomé.

No está documentado quién fue el autor, pero la influencia de la Escuela de Valladolid y de Felipe Vigarny a través de su discípulo Picardo es perceptible en algunos de estos relieves. Es un retablo de gran riqueza, dorado y policromado, con 20 tallas exentas y 6 altorrelieves. Consta de banco, tres cuerpos, distribuidos en tres calles y cuatro entrecalles, y ático.

La iconografía de la calle central incluye a San Nicolás, en el centro de la parte inferior, procedente de la iglesia del mismo nombre arruinada en la calle Real; sobre éste La Asunción de La Virgen, en el segundo; el Arcángel San Miguel, titular original del retablo, en el tercero, y el Calvario, en el ático.

Los trabajos de restauración realizados sobre este retablo han desvelado sobre el muro dos escudos heráldicos que podrían estar relacionados con los Doce Linajes de Soria, aunque los expertos descartan que la pareja de blasones formen parte de la egregia docena. Tras un primer estudio de los dos blasones se ha descartado que estos pertenezcan, directamente, a los Doce Linajes pero no que les una cierta relación. Se trata de dos escudos policromados, bastante bien conservados, realizados en piedra. Cada uno de ellos está sostenido por dos cabezas de ángeles. 

 

Historia 

La antigua parroquia

La primitiva iglesia pudo tener su origen en los años en que Alfonso I el Batallador, ocupado en los asuntos castellanos por su matrimonio con Urraca de Castilla, emprendió la repoblación de Soria (1109-1114). No ha quedado constancia arqueológica de la antigua iglesia pero si documental, calificada por la historiografía como «simple y rústica iglesia, [...] reducida parroquia».​

En los muros exteriores de la panda norte del claustro destaca una ventana con aspecto y disposición que recuerda a los huecos dobles y triples asturianos. Aparecen tres arquillos de medio punto con arquivoltas sogeadas seguidas de otras de puntas de diamante apean sobre dos columnas centrales y sobre las jambas del hueco. Los capiteles de las dos columnas representan rudas hojas acabadas en gruesos caulículos como bolas. Además debajo hay un arco de ventana muy mutilado, que según Gaya Nuño pudo ser de herradura, y hundida en el suelo lo que parece una portada de medio punto con los apoyos enterrados. En el muro norte también destacan dos pequeñas aspilleras románicas. La orientación, configuración de los muros y restos conservados, hacen pensar de una integración del primer templo románico en el claustro del templo románico monacal. Los textos de Marrón y según una inscripción que aparece en la capilla del Azogue, sitúan la datación de esta primera iglesia a más de 800 años de su reconstrucción en 1573, es decir, hacia 770, por lo que debería ser mozárabe.

La iglesia fue donada por el concejo de Soria al obispo Juan II de Osma, el 26 de julio de 1148. En 1152, Juan, obispo de Osma, donó la iglesia a los canónigos de la regla de San Agustín y elevó la iglesia a la categoría de colegiata. Constituidos los canónigos en comunidad monástica, decidieron derribar el templo antiguo y erigir uno nuevo. Para ello contaron con el favor de los monarcas castellanos, que se fue plasmando en numerosos donativos y privilegios.

Iglesia monacal del siglo XII

Se construyó, todo nuevo y magníficamente amplio, una iglesia grandiosa dotada además de un gran claustro y de las dependencias propias de un centro monacal al norte en el mejor estilo románico imperante en la segunda mitad del siglo XII. Sin duda de tres naves, siendo la central más ancha y alta que las laterales. Puede pensarse en una planta muy próxima a las de las desaparecidas iglesias monásticas de Sahagún y Silos, basilical con crucero y cimborrio y cabecera tripartita. Tuvo un transepto tanto como el de la colegial actual, de 35 metros, siendo la iglesia mayor de Soria e incluso de la región, pues el muro de los pies se encontraba más al oeste que el actual como muestran los restos conservados.

La comunidad monástica se secularizó en 1437 y en 1467 se procedió a la apertura del hastial norte del transepto, tal y como se conserva hoy, mediante un gran arco apuntado y portada plateresca. La iglesia se hundió o desmoronó hacia 1543. Una breve reseña dice: «dicen que a instancia de una dignidad y un canónigo por hacer un altar a Nuestra Señora en un colateral junto a un pilar aunque el cantero dijo que no se atrevía, se quitó el pilar y se calló la iglesia toda».

Colegiata del siglo XVI

Inmediatamente se iniciaron las obras de reedificación de las que se encargó el maestro Juan Martínez Mutio y San Juan de Obieto. Se siguió el modelo de la colegiata de Berlanga de Duero y se terminó sobre 1575, acabándola los hermanos Pérez de Villavid. A finales de siglo, con la construcción del campanario quedó culminada la nueva colegiata.

La iglesia renacentista se construyó con anchura igual a la longitud del crucero de la primitiva, por lo que los cerramientos laterales hubieron de desplazarse siete metros hacia el exterior. Esta operación no presentó ninguna dificultad en el lado sur libre de impedimentos, no así en el norte al que estaba adosado el claustro. Sin ningún miramiento ni aprecio por el valor de este claustro, del que Gaya Nuño ha dicho que es «el más bello de España, por la elegancia de las proporciones, la esbeltez de las arquerías y lo nuevo de la decoración», derribaron el ala meridional del mismo, y aún hay que congratularse de que no sucumbiera en su totalidad por cualquier fútil motivo.

Rivalidad por establecer la Sede Catedralicia

Desde sus inicios, la rivalidad entre la sede obispal de Osma y este centro religioso fue constante. Favorecidos por un rey castellano muy agradecido a la ciudad, Alfonso VIII solicitó en elsiglo XIII al Papa Clemente IV la categoría de ciudad para Soria y el paso de colegiata a catedral, cosa que fue concedida por bula pontifical. El cabildo catedralicio de Osma protestó y a partir de ese momento, todas las peticiones de que se le concediera a Soria una nueva sede obispal o, más drásticamente, que se trasladara la de Osma a Soria, fueron denegadas por los reyes tras consulta con los de Osma al no atreverse a hacer cambios drásticos que provocaran conflictos eclesiásticos. En realidad, el diploma que se hace corresponder al episcopado de Agustín y existente en la colegiata de Soria, que publicara Loperráez, en que el Papa Clemente IV eleva la villa de Soria a la categoría de ciudad con el rango de concatedralidad con Osma es un documento falsificado por lo que nunca se le otorgó el rango de catedral a la colegiata. Asimismo existen documentos posteriores, también falsos o manipulados, que confirman la erección de Soria en ciudad y sede episcopal. El paso de villa a ciudad se produjo en 1375, posiblemente con motivo de las bodas del infante Juan hijo del rey Enrique II.

La historia sobre el derrumbamiento de la colegiata, se hace creíble sabiendo que unos años antes el cabildo de la colegiata había solicitado al rey el traslado hacia el interior de la ciudad de la sede colegial, debido a que el centro de Soria se había ido trasladando al este y la colegiata, antiguamente central, había perdido su posición de privilegio. Se pensó en la iglesia de Santa María la Mayor hasta el punto de disputar durante siglos la dignidad de colegiata. El rey se negó aduciendo la belleza de San Pedro y su categoría de obra artística.

Tras el derrumbe el obispo Pedro Acosta se reunió con la nobleza de la ciudad y el cabildo y les ofreció cumplir el deseo inicial de trasladar la colegiata al centro de la ciudad. Dicen que es posible que el obispo pensara construir su propia sede personal allí además de su enterramiento, en una forma encubierta de trasladar la sede obispal de Osma a Soria pero estos se negaron a asumir gastos importantes y el obispo, irritado por lo que describió documentalmente como la pusilanimidad de los sorianos, aflojó la bolsa para la reconstrucción del edificio en el mismo lugar donde se encontraba pero sin gastos adicionales ni obras complementarias.

Finalmente, tras años de peticiones el 9 de marzo de 1959, el papa Juan XXIII, con la Bula Quandoquidem Animorum, concedió el título de concatedral, fecha a partir de la cual comparte la sede catedralicia con el Burgo de Osma."

Ver: https://es.wikipedia.org/wiki/Concatedral_de_San_Pedro_de_Soria

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