"Los temporales de mar engullen las termas romanas de Altafulla
“Estas termas romanas son una prueba de que el cambio climático está aquí, que tiene consecuencias y que estamos en un punto de no retorno”, admite el alcalde de Altafulla, Jordi Molinera. En su despacho, una fotografía casi centenaria muestra una imagen ahora impensable: entre los restos monumentales y el mar hay entre quince y veinte metros de arena, de playa. Una playa que ya no existe.
“La construcción del puerto de Torredembarra y los temporales están cambiando el perfil del litoral y durante los últimos años los cambios son más acentuados”, reitera. Técnicamente es la dirección general de la Costa y el Mar la administración que tiene las competencias sobre todo el litoral y, en consecuencia, sobre estos restos romanos, “pero nos dejan intervenir”, añade Molinera.
El Ayuntamiento coordina sus acciones con la dirección general de Costa y también colabora con el Museu Nacional d’Arqueologia de Tarragona (MAMT), que gestiona la Vil·la Romana dels Munts, de la que las termas son una extensión. “El cambio climático afecta a todo y a todos, también al patrimonio, hace tiempo que se tiene en cuenta en cualquier emplazamiento al aire libre el impacto de los temporales, ya sean de lluvia, de viento... y las termas de Altafulla están en una zona muy sensible al lado del mar”, afirma con preocupación Mònica Borrell, directora del MAMT.
La solución para salvar estos restos, si la hay, es de difícil ejecución. “Los recursos que tenemos son limitados y hay que priorizar las acciones”, mantiene Borrell. “¿Qué podemos hacer? ¿Poner un dique? Esto tiene que ser una lección, el cambio climático está aquí y es real y esto que está pasando aquí es una prueba”, añade Jordi Molinera.
A finales de junio del 2019, cuando se instalaron los postes y las cuerdas para delimitar el espacio histórico, el mar no alcanzaba las pilonas. Aunque la situación es cambiante, durante este otoño, el agua las supera prácticamente a diario. Tan brusco ha sido el cambio y tan violentos han resultado los últimos temporales –especialmente el Gloria de enero del año pasado– que el Ayuntamiento ha dejado en suspenso el proyecto de museización de las termas que habían encargado a un arquitecto especialista en patrimonio histórico.
El proyecto proponía la construcción de una pasarela de madera y tierra compactada que suponía una inversión de 100.000 euros. “Al ver las consecuencias de la borrasca Gloria , el propio arquitecto nos aconsejó descartar la intervención...”, apunta Molinera. Los efectos de la subida del mar también han obligado a desviar el GR que pasaba junto a la playa. El sendero discurre ahora por unas escaleras que remontan el montículo que delimita la playa de Altafulla en dirección a Torredembarra, donde están las termas para retomar el camino de la costa unos metros más adelante.
El avance del mar y la pérdida de arena afecta al tramo de los baños romanos y al resto del litoral de Altafulla.
Precisamente, el actual gobierno municipal ha dado un giro en la gestión de su playa, con un ambicioso plan director que, entre otras acciones, incluye la deconstrucción de los extremos del paseo marítimo para que la playa tenga más posibilidad de autorregeneración. También se han impulsado medidas como la instalación de barreras de cañas para retener la arena de forma natural, lo que ha servido para reducir considerablemente –de 10.000 a 2.000 metros cúbicos– las aportaciones de arena antes de la temporada estival.
Otra de las medidas ha consistido en arrancar árboles y plantas invasoras para favorecer la plantación de especies autóctonas. Para seguir materializando las medidas que contempla el plan director, el Ayuntamiento necesita invertir dos millones de euros, “buscaremos los fondos donde sea necesario”, asegura Molinera."
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