"Estos peculiares edificios de viviendas fueron erigidos en el año 1952 y son un conjunto de ocho bloques conocidos popularmente como Tupolev.
El nombre surgió porque su altura impresionaba y además querían recordar a los famosos aviones rusos. Estos edificios situados en el paseo de Calvell, se convirtieron en los primeros (pequeños) rascacielos del frente marítimo barcelonés.
Antes de estos bloques, hubo una antigua fábrica de cuerdas y jarcias llamada La Corderia, dirigida por la familia Calvell, una estirpe de empresarios. Jaume Calvell Riera hizo construir la fábrica que dirigió su hermano, Joan. Continuaron el negocio el hijo de Jaume llamado Pau Calvell Julià, el nieto Pau Calvell Martí y el bisnieto Pau Calvell Pàmies.
Entre la fábrica y las vías del ferrocarril se abrió una calle que en homenaje a la familia fue bautizada como paseo de Calvell, del cual existe constancia de su existencia al menos desde 1891.
En el pasaje de Aymà se erigieron para los trabajadores de dicha fábrica un conjunto de viviendas de planta baja y patio que formaron un pequeño núcleo comunitario que fueron las llamadas Casas de la Corderia.
Justo al lado se instaló un almacén de grasas, aceite y productos inflamables. En 1947 se incendió, causando una explosión.
A causa de eso, el Instituto Municipal de la Vivienda proyectó la construcción de varios conjuntos de viviendas sociales destinadas a realojar a los barraquistas e intentar resolver el problema de alojamiento.
El conjunto de edificios lo formaron ocho bloques aislados de ocho plantas cada uno con un total de 186 viviendas protegidas, situados en el paseo de Calvell.
Cinco de los bloques estaban alineados paralelamente uno al lado del otro entre la calle del Ferrocarril y la rambla del Poblenou.
La curiosidad de estos bloques es que son prácticamente idénticos. Cada uno de ellos es de estilo funcionalista, sin decoración alguna en la fachada, sin locales comerciales, con una simple estructura arquitectónica en forma de T.
Se diseñaron simétricos, con tres cuerpos: el central, donde se hallaba la escalera con ascensor y los pisos primeros de cada planta; y los dos laterales correspondientes a los pisos segundos y terceros de cada planta."
Passeig de Calvell 13-37
Vistas aétreas; Google Maps
"Los ‘Túpolev’ del Poblenou vuelan alto
Vine aquí con mis padres y mi hermana en 1953, tenía cuatro años. Vivíamos los cuatro en una habitación del Gòtic, realquilados, y el Patronat de l’Habitatge nos concedió un ático en los Túpolev. Entonces esta era una zona oscura, con un gran muro, el del tren, que nos separaba del mar. Recuerdo que los taxistas ni querían acercarse aquí”. Miracle Rodríguez, a punto de celebrar su 68 aniversario, sigue residiendo en uno de los ocho bloques del paseo Calvell, al final de la rambla del Poblenou, bautizados por su estética soviética como Túpolev –el nombre del avión desarrollado en la ex-URSS–, también como Casas Baratas, que en la década de los cincuenta alojaron a familias muy humildes, algunas procedentes de barracas, a militares... Su piso, de 60 metros cuadrados, se ha revalorizado en una zona antaño tierra de nadie y ahora codiciada por inversores y turistas, ya sin barreras, y con un fácil acceso a la playa y al Parc de la Mar Vella.
Un enclave olvidado y dejado –aún lo está, nadie cuida los parterres–, es visitado a diario por inmobiliarias que se ofrecen para tramitar la venta o el alquiler de alguno de estos 168 pisos. “Hay una que continuamente nos llama a la puerta. Claro, estos pisos son caramelos”, comenta Maria Antonia Bruña, de 72 años, otra veterana de los Túpolev.
“Últimamente se han vendido algunos por 300.000 euros y otro, muy bien reformado, por 400.000. Pero yo no me marcho de aquí por nada del mundo”, afirma Miracle, en uno de los dos terrados de su edificio. “Ahora disfrutamos de vistas al mar pero antes teníamos el muro del tren, hasta que llegaron las Olimpiadas. Aquí al lado había una fábrica de regaliz, allí otra de detergente... Era un lugar muy apartado pero estábamos a gusto, los vecinos hacíamos piña, nos ayudábamos, realquilábamos habitaciones para sacarnos un dinero extra.... De ser edificios para gente muy humilde, nosotros incluso recibíamos ayuda alimentaria de las monjas Reparadoras, han pasado a ser muy, muy, codiciados. Ha habido un cambio brutal”, sigue relatando Miracle.
El turismo, que tiene en el Poblenou y sus playas uno de sus destinos favoritos de Barcelona, también ha sido una pieza importante a la hora de revalorizar estas viviendas, algunas de las cuales se alquilan por días o semanas.
El equipo Arquitectos de Cabecera (AC) de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (Etsab), de la UPC, realizó el año pasado, por encargo municipal, un estudio sobre el estado y las necesidades de los Túpolev, que aunque empezaron siendo de alquiler al final pasaron a ser de propiedad. “El boom turístico ha provocado un incremento increíble de su precio. Ahora están ocupados por tres tipos de habitantes: los originales de los años cincuenta, familias recién llegadas y las que lo destinan a alojamiento turístico”, explica Ibón Bilbao, uno de los impulsores de AC. Una de las prioridades, a juicio de AC, es “formalizar y consolidar una única comunidad de vecinos para poner en valor su identidad, pues ahora los ocho bloques están desconectados entre sí”. Bilbao considera que deben alentarse iniciativas como los encuentros espontáneos que se fraguaron hace décadas entre los vecinos. Cuando empieza a hacer buen tiempo, las noches de los sábados se reúnen abajo, en la calle, en una escena típica de los pueblos y también de las zonas más tranquilas de algunos barrios.
“Yo sigo bajando, unos traen tortilla de patatas, otros algún bizcocho, bocadillos ... y cenamos juntos”, apunta Miracle, una de las habituales de estas tradicionales citas estivales. A pocos metros, bulle una de las vías más solicitadas por los turistas, la Rambla del Poblenou, donde no faltan las paellas precocinadas, no aptas para todos los paladares, ni tampoco la sangría."
Gràcies. Es magnífic
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