jueves, 10 de septiembre de 2020

06/09/2020 Cosmología catalana de Lluís Bosch Martí

 "En el vestíbulo de acceso a la estación Sarrià de los Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya, donde están las barreras de pago, las paredes están recubiertas por mosaicos que diseñó en 1976 el inclasificable artista gerundense Lluís Bosch Martí con la colaboración de los ceramistas Joaquim Monsalvatge y Jaume Toldrà. Cada uno de los tres plafones está formado por piezas cuadradas de cerámica: doce de alto por veinte de ancho. Ocupan desde el suelo hasta el techo, lo que obligó, para ajustarlos a la altura exacta, a recortar toda una hilera de piezas, situada no en un extremo sino en medio, con un resultado claramente mutilador.

Es una obra que es necesario situar en el contexto del año de realización, de la filosofía del autor y la lamentable experiencia en que se vio sumergido unos años antes, cuando un grupo de ultraderechistas asaltó de noche la iglesia del pueblo bajoampurdanés de Palau-Sator y destruyó el polémico mural que Bosch Martí había pintado en el ábside. En este mural, a la derecha e izquierda del Cristo en la cruz, salían los rostros de Fidel Castro, el Che Guevara, Juan XXIII, Kennedy, Gandhi, Martin L. King, Camilo Torres, Teilhard de Chardin, Pasteur y otras figuras históricas, entre las que tampoco no faltaban las de carácter negativo, como Hitler, monarcas absolutistas o el Santo Oficio. En la parte inferior había payeses del Ampurdán trabajando al lado de mujeres del Tercer Mundo, y en la parte superior personajes de la historia, la cultura y la vida religiosa catalanas. El mural se pintó en otoño de 1968 y la destrucción tuvo lugar el 4 de febrero de 1969 tras agredir violentamente al pintor y al rector de la parroquia, Nicolau Moncunill.

Tanto la realización de la obra como su destrucción tuvieron un amplio eco en la prensa de la época y seguramente esto influyó en la valiente decisión que tomó en el año 1975, en los meses finales del franquismo, el ingeniero Ramon de Clascar, entonces director de las obras de cobertura de la estación Sarrià, incluidas dentro del polémico proyecto de prolongación de la línea hasta la estación Reina Elisenda. Clascar, casado con una gerundense, conocía los hechos de Palau-Sator y encargó a Lluís Bosch Martí unos murales para decorar el vestíbulo de la nueva estación sarrianense. Era una manera de compensar el encargo hecho para decorar las paredes de los andenes de la misma estación a Ángel Orensanz, hoy relevante figura de la vanguardia artística internacional y por entonces un joven artista que comenzaba su carrera gracias a los encargos que le llovían por medio de sus consistentes relaciones con figuras decisivas del poder político.

Lluís Bosch Martí aceptó el encargo e hizo unos bocetos en plafones sobre madera, pero finalmente se decidió que la obra se realizaría en cerámica. Entonces se tomaron fotografías a color de los grandes plafones de madera y a partir de ellas trabajaron en su taller de Cerdanyola los ceramistas Jaume Toldrà y Kim Monsalvatge, que fueron los que realizaron efectivamente la obra a partir de los dibujos de Bosch Martí, que conserva los originales sobre madera en su estudio de Girona. Estos bocetos sobre madera se expusieron en la regiduría del Distrito de Sarrià en la primavera de 1976 y fueron visitados por el alcalde Viola.

Bosch Martí bautizó su obra Cosmologia Catalana. El primer mural, situado en una pared lateral, se titula “Els origens” y representa algunos momentos de la historia de la humanidad, con la creación del mundo, Adán y Eva, como origen noble de la condición humana, y una carrera de toros y unos guerreros como representación de la brutalidad. Los bustos de Bernat Metge, Joanot Martorell, Ramon Muntaner y Ausias March quieren simbolizar la creatividad, los derechos y el autogobierno.

El plafón frontal, titulado “La sardana còsmica vers les galàxies” representa un corro de sardanistas y, debajo, los bustos de Rabindranath Tagore, Miguel Hernández, J.V. Foix, Salvador Espriu, Antonio Machado y Pablo Neruda, como símbolo “del gran moment de reconciliació i d’esperances col·lectives que viu el nostre país” (del gran momento de reconciliación y de esperanzas colectivas que vive nuestro país), según manifestó el artista en una entrevista. Es necesario no olvidar que la obra se realizaba en los meses inmediatamente posteriores a la muerte de Franco. Como telón de fondo, símbolos cósmicos. La figura de Foix fue especialmente incluida por su vecindario sarrianense.

El otro plafón lateral está dominado por la silueta del templo barcelonés de la Sagrada Família y, se titula “El poble treballador com a eix de la història” (El pueblo trabajador como eje de la historia). A los pies del templo hay representaciones simbólicas de la Industria y la Agricultura y unos rostros que aluden “als paradisos perduts de les minories ètniques, en perill d’extinció front a la immensa maquinària tecnològica, industrial i burocràtica repressiva del món modern” (A los paraísos perdidos de las minorías étnicas, en peligro de extinción frente a la inmensa maquinaria tecnológica, industrial y burocrática represiva del mundo moderno), según palabras del artista.

La inauguración oficial de la obra se hizo el 2 de octubre de 1976, dentro de los actos de la fiesta mayor de Sarrià, al mismo tiempo que se inauguraba la estación y la prolongación de la línea ferroviaria hasta la nueva estación de Reina Elisenda. Estuvieron presentes en el acto el gobernador civil, Salvador Sánchez-Terán, el alcalde, Joaquim Viola, y el conde de Godó. Las obras de cobertura de la estación de Sarrià supusieron la prolongación de la Vía Augusta desde la calle de Vergós hasta el Paseo de la Bonanova.

» Jaume Fabre, Josep M. Huertas


COMENTARIO

Cosmología catalana forma parte de una serie de propuestas de decoración de estaciones de ferrocarril y metro por medio de las características físicas de la cerámica pintada que a partir de la segunda mitad del siglo XX sirve para recuperar las tradiciones locales y permite ampliar el universo creativo de los artistas. Estos proyectos, que reivindican la colaboración de diversas artes dentro del contexto de la arquitectura, presentan una fuerte carga simbólica donde la estación representa la vida social y colectiva más allá de lo estrictamente funcional, con el deseo de satisfacer una aspiración de monumentalidad que tiene la voluntad de humanizar el espacio urbano con la demanda de un arte al alcance de todos. La obra que decora el vestíbulo desde su inauguración en 1976, originariamente estaba formada por un conjunto de tres murales –hoy solamente se conservan dos- diseñados por Lluís Bosch Martí y ejecutados por los ceramistas Joaquim Montsalvatge y Jaume Toldrà. Sus precedentes más inmediatos los hallamos en los murales cerámicos de Pedro Delso y Mauricio Sanguino Globus sobre el mar en la estación de metro Sants-Estació (1975) y el conjunto de ocho murales para la estación de la Sagrada Familia (1969); así como en la obra de Ángel Orensanz Arte, Ciencia y Letras para la estación Zona Universitària (1975).

En el primero de los paneles titulado Els origens (Los orígenes) el artista, fiel a su estilo minucioso y reflexivo, muestra ciertas analogías conceptuales con el Angelus Novus de Paul Klee que según la interpretación de Walter Benjamin constituye un modelo necesario para la representación del sentido de la historia desde una perspectiva del tiempo homogéneo. Este Ángel de la Historia, aquí, parece haberse transmutado en múltiples rostros mirando hacia un pasado donde el hombre distingue una serie de acontecimientos que ellos ven como una catástrofe única amontonada en ruinas. Se trata de la animalidad inherente al ser humano expresada en el primer plano de la composición por la confrontación del cazador paleolítico frente a un animal salvaje. Una línea bestial que no es la única que caracteriza la primigenia humanidad. Pues a sus ojos la aparición de un paraíso en medio de la Naturaleza adversa no pueda estar privada de significados mágicos. Como señala Rubió i Tudurí, en las cosmogonías tradicionales de los hombres todo principio fue precedido sobre la Tierra por la Creación de un jardín primordial o paraíso, terrenal en la cosmogonías bíblica, obra de Dios en el Génesis, que Bosch Martí pone de manifiesto con la inclusión de nuestros primeros progenitores, Adán y Eva dispuestos en el centro del mundo de las cosas humanas. Hecho que coincide con el criterio científico –de aquí la presencia de un átomo al lado de los dos personajes bíblicos- pues en el momento en el que la tierra fue lo suficientemente “humana”, y no antes, puedo venir el hombre y halló la manera humana de mantener su existencia. Todo y el tema tratado, las figuras no presentan la ingravidez que encontramos en un, pongamos por el caso, Marc Chagall. Pues Bosch Martí parece rehuir todo misticismo, para explorar realidades sociales expresadas con descripciones costumbristas y terrenales que emergerán en el segundo de los murales llamado El poble treballador com a eix de l’història (El pueblo trabajador como eje de la historia). Dejemos pues, un paraíso desde donde soplan vientos que empujan al hombre hacia un provenir ineludible. Algo que se hace llamar progreso.

En este segundo panel se presenta el instante en el que el hombre trata de dar forma material a los valores que viven dentro de él de modo espiritual. Estos valores acaban materializándose en la figura de la Sagrada Familia, como símbolo positivo, creador. Una fuerza que impulsa el espíritu humano –representado a cada lado por la Industria y la Agricultura- hacia adelante. Igualmente, la aparición de formas abstractas en el tiempo y el espacio que actúan como telón de fondo de los tres elementos característico –Templo expiatorio, Industria y Agricultura- puede explicarse por la necesidad interior que rige este tiempo y este espacio. En definitiva una gramática de la creación de la que surgirán los rasgos distintivos de una época y de un pueblo. El espíritu colectivo que adopta formas que se ordenan alrededor de dos coordenadas, el realismo y la abstracción. Vías distintas que abren una serie de caminos que finalmente discurren hacia un mismo fin: El desarrollo interior del hombre consolidado en una civilización. Además de la libertad, condición necesaria de estas manifestaciones que responde al período de transición en el que se hallaba inmersa la sociedad catalana del momento reivindicando de nuevo una identidad que le es propia y que desplegará todo su esplendor simbólico en el tercer de los paneles.

Según la crónica de Jaume Fabre y Josep M. Huertas este tercer mural –hoy desaparecido- llevaba el inspirador título de La sardana còsmica vers les galàxies (La sardana cósmica hacia las galaxias). Significaba la culminación de una obra que se erige como un verdadero himno galáctico en el que la presencia de algunas de las personalidades más destacadas de la cultura catalana como Salvador Espriu o Josep Vicenç Foix, así como otras internacionales de la talla de Rabindranath Tagore o Pablo Neruda, servían al artista para transfigurar el tiempo cronológico y acceder al tiempo arquetípico del mito, a la intemporalidad. 

 

Albert Costa"

 

Ver:  http://w10.bcn.es/APPS/gmocataleg_monum/FitxaMonumentAc.do?idioma=ES&codiMonumIntern=1177

Estación de Sarrià de los FGC (Acceso por Via Augusta con Calle Pau Alcover)

“Els origens”








 

“El poble treballador com a eix de la història”

 








 
“La sardana còsmica vers les galàxies” (Hoy desaparecido y sin imágenes en la red)

 

 

 

 

 

 

 



Gracias a 
Enric H. March por aportar:
f
Ramon
"no tinc constància que hagi desaparegut. No m'hi he fixat. La revista 'Presència' del 2 de juliol de 1977 en va publicar un reportatge i fotografies. A l'enllaç la trobaràs en PDF
"No tengo constancia de que haya desaparecido. No me he fijado. La revista 'Presencia' del 2 de julio de 1977 publicó un reportaje y fotografías. En el enlace la encontrarás en PDF.. http://biblioteca.ccoo.cat/intranet-tmpl/prog/en/local_repository/documents/18000_35770.pdf
 


 
 

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