Balcells fue un apotecario muy popular en la Barcelona de principios del siglo XIX. Su reputación como científico cobró gran relevancia durante los años en que el ejército de Napoleón controlaba la ciudad. En 1812 tuvo lugar la que se conoce históricamente como la conspiración de los venenos. Un grupo de ciudadanos contrarios a la presencia de los franceses planeó envenenar a la guarnición que había tomado el control de la Ciutadella. Para ello utilizó el pan.
El plan no dio el resultado esperado. Tan solo unos cuantos soldados resultaron intoxicados de gravedad y unos pocos murieron, debido a que el veneno no se mezcló con uniformidad con la masa. Lo que sí habían calculado con precisión los conspiradores era que el veneno no tenía que hacer su efecto con inmediatez, sino pasados un par de días. Para ello, varios boticarios de la ciudad prestaron sus conocimientos a la hora de diseñar la pócima.
Una vez descubierto el envenenamiento, las autoridades designaron a un grupo de expertos para que determinaran qué tipo de sustancia había sido utilizada. Balcells fue uno de ellos. Junto con otros apotecarios militares y civiles analizaron el pan en los laboratorios de la Academia de Ciencias y Artes de Barcelona. La investigación, al más puro estilo del CSI aunque dos siglos atrás, determinó que la intoxicación se debió a un derivado del arsénico.
Más tarde, en 1820, Balcells protagonizó un nuevo hito profesional al fumigar las casas del vecindario con un preparado de arsénico y mercurio para proteger a sus habitantes de una epidemia de fiebre amarilla. Su trayectoria al frente de la histórica botica finaliza en 1823, cuando debe exiliarse de España con el retorno de los absolutistas. Desde entonces, el negocio ha pasado por diversos propietarios, aunque siempre con el prestigio de la Botica de la Corona."
Ver: https://www.lavanguardia.com/local/barcelona/20141126/54420224296/csi-barcelona-napoleon.html
"La farmacia Vilaplana de la Calle Gignàs, situada en lo que fue la parte noble de Ciutat Vella, exhibe con evidente orgullo, un letrero en su fachada que informa que aquella era la antigua Botica de la Corona. Un nombre que nos habla de uno de los establecimientos farmacéuticos más populares de finales del siglo XIX.
EDIT: Miquel de la gran Barcelofilia,
nos recuerda que el actual propietario de la Farmacia es también otro
personaje histórico de la ciudad, en este caso el cantautor de la Nova
Canço Joan Isaac, cuyo nombre real es Joan Vilaplana i Comín. Autor entre otras muchas, de canciones como la Margalida, convertida en los setenta, en himno contra la pena de muerte.
Ver: https://vestigiosdebcn.wordpress.com/2013/04/21/la-antigua-botica-de-la-corona-de-la-calle-gignes-y-el-mal-de-sant-pau/
Carrer d’en Gignas 5
Grácias a Aurelia Vicente Labrada por aportar;
"Hace un par de años que es Farmacia Rosa Martín Paula. Joan Vilaplana la vendió para dedicarse solo a la música."
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