"Las sepulturas de los Esteves
Entre esta amalgama de oficios, destacaban los fabricantes de frenos y las sillas de montar, los elementos presentes en el escudo gremial de la cofradía. Los frenos —y de ahí la denominación de freners— son una piezas de metal en forma de H que se colocan en la boca del caballo. También había quienes confeccionaban lanzas, escudos y elementos para la protección de los caballeros, como cascos, armaduras y guantes de hierro, entre otros.
Del gremio de los Esteves se tienen noticias desde el siglo XIII. Los osarios datan de 1647, según indican las propias inscripciones. Además de la capilla de la catedral, el gremio poseía una sede en la calle Freneria que le dio nombre. Esta calle comunica la zona del ábside con la calle Llibreteria. La sede estaba al inicio de la calle más próxima al ábside. Por este motivo, la corporación disfrutaba de un exclusivo privilegio que denotaba su importancia social: una puerta, hoy inexistente, permitía entrar directamente desde la calle a la capilla, que de este modo quedaba comunicada con la casa gremial de Freneria.
Según el folclorista Joan Amades, esta puerta permanecía siempre cerrada con llave, que custodiaba el máximo dirigente de la cofradía. Se da la circunstancia de que una de las gárgolas de la catedral, que representa a un caballero sobre su montura, señala mediante la posición forzada del caballo, dirigida a su derecha, la puerta exterior de la capilla. Esta, aunque hoy dedicada a las mencionadas santas Clara y Caterina, aún conserva los escudos del gremio que encontramos también en el osario.
Junto a los escudos, se observan también tres piedras formando un triángulo. Algunos le atribuyen erróneamente un significado masónico, cuando lo que en realidad simbolizan es el martirio de Sant Esteve, que murió lapidado"
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