domingo, 9 de junio de 2024

08/06/2024 Madrid. Colonia La Regalada, más conocida como Colonia Retiro

"Colonia Retiro: el oasis de Madrid donde es casi imposible alquilar o comprar

Ubicada junto al famoso parque madrileño, la colonia está formada por 203 chalecitos de principios de siglo XX que rara vez salen a la venta. Conseguir una de estas casas, muy demandadas por el comprador nacional que busca tranquilidad, es casi misión imposible.

De casas baratas a colonia 'boutique'

El origen no solo de Colonia Retiro, sino de la mayoría de las más de 30 colonias madrileñas que aún perviven, es humilde. Estas agrupaciones de chalecitos, a los que en su día se les llamaba hotelitos, comenzaron a levantarse en la primera mitad del siglo XX a raíz de la Ley de casas baratas de 1911, que otorgaba suelo en las afueras de la ciudad a diferentes colectivos para construir viviendas de baja densidad que se gestionaban en régimen de cooperativa o vinculadas a instituciones públicas.

Distintos grupos de trabajadores decidieron distanciarse unos kilómetros del centro de la ciudad para vivir de forma menos condensada. Ese es el motivo por el que muchos de estos asentamientos se conocieron (y algunas aún lo hacen) por el nombre de la profesión de los que las habitaban: Fomento de la Propiedad, Municipal (conocida entonces popularmente como Los Guardias de la Porra al estar constituida por policías municipales), Hogar Ferroviario, Los Músicos, Los Carteros, La Prensa... etc

La del Retiro fue llamada Colonia La Regalada y promovida por "Los Previsores de la Construcción" y la compañía de Seguros La Mundial. La mayoría de las casas fueron proyectadas por el arquitecto Fernando de Escondrillas y López de Alburquerque (autor también de las Colonias Primo de Rivera y Jardín Municipal, en Chamartín) entre los años 1925 y 1932 siguiendo la tendencia regionalista y levantando estos hotelitos con estilos neomudéjar, vasco, francés, italiano, industrial y mixto. Es el motivo por el que no hay ninguna casa igual que otra, lo que supone también parte de su encanto. Así, encontramos tejados a dos aguas, a cuatro, bóvedas, mansardas, forjados de madera, muros de ladrillo, enfoscados.... En cada manzana, hay 14 chalecitos, con una media de unos 200 metros cuadrados por vivienda en dos alturas a las que a lo largo de su vida se les sumó una planta sótano o una buhardilla. Hasta la década de los 80, no se controló lo que cada propietario hacía con estas viviendas.

En 1981, la Gerencia de Urbanismo del entonces consistorio socialista de Tierno Galván publicó una Modificación del Plan General en los Conjuntos de Viviendas Unifamiliares. Establecía que, una vez aprobada la modificación del plan general, debía procederse a redactar para cada una de las colonias planes especiales de protección racional y pormenorizada de cada vivienda."

Ver: https://www.expansion.com/directivos/estilo-vida/casas/2021/09/24/6149e920e5fdea43758b465f.html

Está delimitada por las calles de Walia, Titulcia, Abtao, Martín Sarmiento, Juan de la Cueva, Juan de Urbieta, Conde de Cartagena y Avenida del Mediterráneo



































 










 

 Foto de la Colonia de Retiro en 1942, apenas diez años después de su ejecución; https://urbancidades.wordpress.com/2008/03/07/colonias-de-madrid-colonia-del-retiro-1925-32/


Vistas aéreas: Google Maps

"Una ciudad, dos tempos

Pedro Zuazua

Si se está atento, Madrid ofrece la posibilidad de viajar en el tempo -que no tiempo- en cuestión de unos pocos metros. Sucede, por ejemplo, al tomar la salida de la Avenida del Mediterráneo en la rotonda de Conde de Casal, dirección Atocha. Es como una entrada a boxes....

Una casa gris, rematada por una cúpula, ejerce de avanzadilla de las 203 viviendas que componen la colonia Retiro, también conocida como “La Regalada”. Dentro, la vida transcurre a otra velocidad. Es una característica de las colonias históricas -no fueron diseñadas como lugar de paso- que más destaca en esta. Desde el silencio y la tranquilidad de la calle Antonio Díaz-Cañabate se divisa, al fondo, el trajín de la Avenida del Mediterráneo.

Hay varios colegios. “Aquí la hora punta son las 9 de la mañana y las cinco de la tarde, que es cuando la gente viene a dejar y a recoger a los niños en las escuelas. El resto del día, apenas hay coches”, cuenta Antón Laguna (57 años, Madrid). Director artístico de numerosas películas y series, lleva toda su vida viviendo en la colonia. Su bisabuelo compró dos hotelitos en 1930. Se fueron transmitiendo de generación en generación. La familia llegó a tener cinco casas en la colonia. Hace 20 años, decidió comprar una junto a sus dos hermanos. La dividieron. Él, vive en una de las mitades. La otra es para un hermano. El tercero vive en la parte de debajo de la que habitó su bisabuelo. Antón recuerda los tiempos en los que se veían pasar las ovejas y cuando empezaron a construir edificios alrededor. “Íbamos a tirarles los muros a las constructoras. Nuestros padres se hacían los despistados…”, recuerda riendo. Hoy, ese espacio en el que ejercían la resistencia es un parque con pistas deportivas y juegos que utilizan los colegios como espacio para el recreo. También un medidor del tiempo del día: a primera hora de la tarde, unos niños juegan al fútbol. El siguiente partido sube la edad media hasta la preadolescencia. En el turno de noche, ya hay música y botellón.

La colonia del Retiro se construyó entre 1925 y 1931. De estilo regionalista, hay, al menos, cinco tipos de chalet: castellano, vasco, mudéjar, italiano y francés. Hay cúpulas, torres, tejados a cuatro aguas, óculos, cornisas, recercados de ladrillo visto en algunas esquinas. La mayoría de las casas son de dos alturas. Con unos 90 metros cuadrados por planta. Varios propietarios han optado por dividir las viviendas.

En el piso de arriba de una de ellas vive de alquiler desde hace seis años Ana Gallego (46 años, Granada). Funcionaria. Su habitación está rematada por la característica cúpula del modelo francés. Vive junto a su marido y sus dos hijos, de 15 y 10 años. “Aquí te vienes por la personalidad de la colonia, no por los servicios... es que soy del Albaicín”, explica riendo. Destaca “el orden y la tranquilidad” del entorno. Y también lo caros que salen los despistes: “por dejarme la puerta del patio abierta, ya se han llevado dos bicis y un patinete”.

Justo enfrente, en una casa de estilo vasco, viven Carmen y Antonio –”la edad no se pregunta”. Adquirieron la casa en 1968. De pared blanca con detalles grises, tiene una cornisa volada de madera de medio metro. La verja, de hierro, se remata con un peculiar giro en su parte más alta. En la parte de atrás, han levantado un vergel con varios toldos, en los que cada domingo se reúne la familia a comer. “A veces somos hasta 22, entre hijos, hijas, yernos, nueras, nietos… y a cada uno le preparo su plato preferido”, dice con orgullo Carmen. En el patio delantero se levanta una palmera de unos seis metros de altura. La plantó la madre de Carmen hace 50 años. Los brazos no alcanzan para abrazar su tronco. Algunos de los dátiles que han caído en una alcantarilla y en los huecos de la acera han empezado a brotar.

La tarde avanza y en la terraza del bar de la colonia se animan las conversaciones. En la parroquia de Santa Catalina de Siena -diseñada por Alberto López de Asiain y Enrique Llano-, construida en unas formas circulares que recuerdan a Niemeyer, hay misa. Un cartel recuerda, muy sutilmente, que “donando a tu parroquia 150 euros al año, la agencia tributaria te devuelve en tu IRPF 120€”.

Ver: https://elpais.com/espana/madrid/2021-08-17/una-ciudad-dos-tempos.html

 

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