viernes, 7 de junio de 2024

08/01/2024 Zaragoza. Monumento al Rey Alfonso I el Batallador

"Monumento al Rey Alfonso I el Batallador

Autor/es

(Escultor)
Colaboradores
Virgilio Garrán, Miguel Angel Navarro, Enrique Anel, Francisco Sorribas, Gabriel Bechini.
Emplazamiento
Calle José Bueno, Parque José Antonio Labordeta
Periodo
[1875-1936] Restauración y II República
Materiales
Piedra, granito, mármol, bronce
Dimensiones

Pedestal: 8,50 m. altura

Estatua: 6,50 m. altura

Cronología

Proyecto: 1918

Colocación: pedestal y estatua 1923, escultura del león 1927

En 2018 se restauró el conjunto, eliminando del estanque la pasarela por la que se accedía al monumento, para evitar daños porque muchos se encaramaban al león para hacerse fotos y algunos para actos vandálicos.

Promotor
Junta Patrocinadora del Octavo Centenario de la Reconquista de Zaragoza y Ayuntamiento de Zaragoza

Fue el cuarto rey del pequeño reino de Aragón. Su actividad fue capital para la consolidación del reino, así como para la expansión del mismo por el valle del Ebro. La conquista de Zaragoza en 1118, fue un hito trascendental en la historia de la Reconquista. No menos importantes fueron las conquistas de Ejea, Tudela, Soria, Borja, Tarazona, Calatayud, Daroca, Molina de Aragón o Mequinenza. En los treinta años de reinado incorporó al reino una extensión casi cuatro veces mayor que la que heredó de Pedro I. SU permanente actividad bélica le valió el sobrenombre del "batallador".

Para el historiador J.M. Lacarra "si Aragón es lo que ha sido en la historia de España, se debe a Alfonso I el Batallador"

El año 1918 se cumplía el octavo centenario de la reconquista de Zaragoza por el rey Alfonso I. Con tal motivo se constituyó la Junta Patrocinadora del Octavo Centenario de la reconquista de Zaragoza, que entre otras actuaciones decidió erigir un monumento en memoria del rey. La prensa barajó varios nombres de escultores que podrían llevarlo a cabo: Benlliure, Julio Antonio, Capúz y otros. Finalmente fue José Bueno el joven escultor zaragozano, recién llegado de su estancia en la Academia Española de Bellas Artes de Roma, a quién la Junta le encargó a principios del mes de junio de 1918 "el estudio, el proyecto y ejecución del monumento".

En el mes de octubre, el escultor José Bueno presentó en una Sala del Museo Provincial dos proyectos diferentes. Uno se concebía como una estatua ecuestre para ser materializado en bronce, y el otro como estatua erguida, resuelta en piedra, e inspirada en la obra pictórica que sobre este rey realizó Francisco Pradilla en 1879 para el Salón de Sesiones del Ayuntamiento. La Junta se inclinó por éste último, siguiendo los criterios expuestos por Florencio Jardiel. La aprobación del proyecto y la materialización del monumento, no estuvo exenta de tensiones y demoras, debido el enfrentamiento entre la Junta y la Corporación Municipal, y a la grave situación social y política por la que atravesó la ciudad y el país.

El día 6 de enero de 1919 tuvo lugar el acto de colocación de la primera piedra del monumento, acto que había sido aplazado por la huelga general que afectó a la ciudad durante catorce días -del 8 al 22 de diciembre de 1918-.

A finales de 1920, José Bueno tiene terminado ya el modelado de la estatua en tamaño definitivo, con la ayuda del también escultor Enrique Anel. Poco después fue vaciada en escayola por Francisco Sorribas y finalmente pasada a mármol de Carrara por el italiano Gabriel Bechini en Barcelona, siendo posteriormente trasladada por piezas hasta Zaragoza. Durante la primavera de 1923 se concluye la realización del alto pedestal y en octubre se acaba de instalar la estatua. La colocación del león en bronce, obra del comandante de Infantería Virgilio Garrán fundida en los talleres Averly, no se produjo hasta el 6 de junio de 1927.

Jamás llegó a inaugurarse oficialmente el monumento, ni consta inscripción alguna alusiva al mismo.

Sobre un amplio basamento rectangular de tres escalones, hoy rodeado por un estanque de reciente construcción, se alza el primer cuerpo del pedestal de forma prismática rectangular, formado por sillares de piedra de la Puebla de Albortón, con un resalte en el frente de distinto material, granito, sobre el que se asienta la escultura en bronce del león, símbolo de la ciudad, de factura realista y correcta ejecución, obra de Virgilio Garrán -un militar, ocasionalmente escultor-. El segundo cuerpo del pedestal tiene forma cilíndrica, a modo de torreón y arranca de una base moldurada. Está resuelto con aparejo rústico, rematado por un friso de arquillos de medio punto y una amplia moldura como cornisa volada. Encima la estatua del Rey Alfonso I, de 6,50 m. de altura, esculpida en mármol de Carrara. A sus pies fragmentos de piedras que sugieren el campo de batalla.

La estatua, inspirada en la obra pictórica que sobre este rey realizara Pradilla, representa la figura del Rey de forma más estilizada, vigorosa y monumental que en aquella. Alfonso I contempla la ciudad con gesto serio, desafiante, con la pierna izquierda flexionada y adelantada en acusado contrapposto, y ambas manos sobre la empuñadura del mandoble apoyado en el suelo. La cabeza, con corona real y cota de malla, tiene laS facciones del rostro muy pronunciadas, barba poblada, frente ancha y despejada y ojos hundidos de mirada altiva. El cuerpo es atlético, con una vigorosa musculatura que esconde bajo la cota de malla y la vestimenta, resuelta ésta con detalles historicistas perceptibles en las grecas de los bajos de inspiración medieval. La ornamentación está también presente en el correaje, en este caso palmetas clásicas, o en la vaina decorada con motivos geométricos y un soldado con lanza y escudo. La concepción realista de la estatua se atempera por una evidente intencionalidad de simplificar en formas geométricas determinadas partes, como los pliegues de la vestimenta, la vaina de la gran espada, o en la anatomía de la pierna al descubierto o de las manos.

El escultor Bueno resuelve con acierto la ejecución de una estatua de compleja realización por sus casi 7 m., sobre un también gigante pedestal. El monumento sobrepasa los 15 m. de altura, destacando por su fuerza y sentido monumental, y se integra plenamente en el paisaje zaragozano y en el entorno natural y no urbano en el que fue ubicado. Hoy es un monumento emblemático de Zaragoza."

Ver: https://www.zaragoza.es/sede/servicio/arte-publico/67

Parque José Antonio Labordeta










 

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