lunes, 10 de junio de 2024

08/01/2024 Zaragoza. La Seo del Salvador

 "La Seo del Salvador en su Epifanía es una de las dos seos o catedrales metropolitanas de la archidiócesis de Zaragoza, junto con la catedral-basílica de Nuestra Señora del Pilar. Se encuentra en la ciudad de Zaragoza. En la diócesis habitualmente es llamada simplemente la Seo, por ser la primera catedral en contraposición a la también basílica menor, «el Pilar». Está construida en el solar del antiguo foro romano de Caesaraugusta y de la mezquita mayor de Saraqusta, de cuyo minarete todavía perdura la impronta en la torre actual. El edificio fue comenzado en el siglo XII en estilo románico, integrado en la mezquita aljama, y ha sido objeto de muchas reformas y ampliaciones hasta 1704, año en que se colocó el chapitel barroco rematando la torre. Aunque no fue hasta 1788 cuando se colocan en la torre nueva de la Seo, sobre el cuerpo de la torre del reloj, las 4 estatuas que representan a las virtudes cardinales.

En su estado actual la Seo es una iglesia de cinco naves y seis tramos cubiertos por bóvedas de crucería de la misma altura, lo que da al recinto aspecto de iglesia de planta cuadrangular de salón. En la cabecera se sitúan dos ábsides (de los cinco originales) y, en el lado de la epístola, sobre dos de los desaparecidos, se emplazó la sacristía. Al extremo del lado del evangelio se construyó la «Parroquieta» para albergar el sepulcro de Lope de Luna.

La estructura de las naves está apoyada en contrafuertes característicos del gótico tardío (y no en arbotantes como es habitual en el estilo gótico clásico) que se cierran con muros formando capillas interiores. Cubre el crucero (que no destaca en planta) un cimborrio de hechura mudéjar

El material constructivo fundamental es el ladrillo, habitual en la arquitectura aragonesa. El conjunto de la catedral, en su aspecto exterior, no refleja la estructura interna debido al cerramiento con muros de varios espacios circundantes como dependencias o residencias de los miembros del cabildo.

El acceso principal se realiza por el lado occidental, donde se levantó en la segunda mitad del siglo XVIII una fachada barroca clasicista que sustituyó al portal mudéjar del siglo XIV, que se encuentra detrás de la actual portada. Completan el conjunto de la catedral el campanario barroco adosado al muro oeste y la casa y arco del Deán, que conecta la catedral con un edificio exterior salvando la calle.

Estilos principales

De los diversos estilos que la componen, los elementos más importantes son los siguientes:

  • Románico: en el exterior, la parte inferior de los ábsides de la cabecera. Todavía se conservan las esculturas románicas del interior del ábside, pero actualmente está oculto por el retablo gótico. En la sacristía, se exhibe el olifante tallado en marfil de Gastón de Bearn, del siglo XI, y los bustos-relicarios de San Valero (patrón de Zaragoza), San Vicente y San Lorenzo donados por el antipapa Benedicto XIII
  • Gótico: del siglo XIV y factura gótico-mudéjar, sobre todo en los cuerpos superiores del ábside y en la capilla funeraria de san Miguel o «Parroquieta», que aloja el sepulcro del arzobispo don Lope Fernández de Luna, asimismo gótico. Las naves y cubiertas del templo también mantienen este estilo a lo largo de diversas ampliaciones desde el siglo XIV al XVI. Del siglo XV data la sillería del coro y el magnífico retablo mayor de alabastro polícromo realizado por Pere Johan y Hans de Suabia, que está considerado como una obra capital del gótico final europeo. El museo de tapices flamencos alberga telas de los siglos XIV al XVIII, y está considerada como una de las tres mejores colecciones del mundo.
  • Mudéjar: como se dijo antes, está presente en los ábsides, el muro exterior de la Parroquieta y en su techumbre de madera dorada. De bella factura y buenas proporciones es el actual cimborrio, que corona el crucero de la catedral e ilumina el presbiterio, realizado en el siglo XVI, a caballo entre las postrimerías del gótico-mudéjar y el incipiente estilo Renacentista. Los elementos mudéjares del ábside, parroquieta y cimborrio de la catedral fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2001 como parte del conjunto del mudéjar aragonés.​
  • Renacentista: cabe destacar el trascoro con sus capillas, así como la Capilla de San Bernardo, esculpida en alabastro, la de los Arcángeles y la de San Pedro Arbués, todas ellas en estilo Reyes Católicos. Las reformas auspiciadas por Hernando de Aragón convirtieron a la Seo en una iglesia de planta de salón o Hallenkirche, formada por cinco naves de igual altura, cubiertas por sugerentes bóvedas de crucería, que van desde la bóveda de crucería simple, pasando por las llamadas de terceletes, hasta las de crucería estrellada, fruto del llamado gótico flamígero o final. Las bóvedas descansan sobre esbeltos pilares fasciculados, coronados con capiteles con ornamentación vegetal los más antiguos y con motivos heráldicos los de los pies de la catedral que ya fueron realizados en el siglo XVI.
  • Barroco: el campanario de la Seo, que fue proyectado por el arquitecto italiano Giovanni Battista Contini. La fachada junto a la torre, que actualmente es considerada la principal del templo, aunque en realidad corresponda al acceso de un brazo del transepto, muestra un estilo barroco con influencia neoclásica. También hay que destacar la decoración de algunas capillas y sobre todo las portadas interiores de las mismas.
Historia
Orígenes

El solar en que se asienta la Seo ha sido desde antiguo el centro religioso de la ciudad. Allí se situaba el templo principal de Caesaraugusta, el antiguo foro romano, cuyos restos arqueológicos muestra el museo homónimo subterráneo que se ubica en la plaza de la catedral. Al contrario que otros templos de ciudades romanas, no se construyó en la confluencia del cardo y el decumano, sino a orillas del Ebro, contiguo al puerto fluvial.

Desde el siglo III la decadencia de la ciudad llevó a que fueran reutilizados sus materiales más nobles. Desde mediados de este siglo está documentada la cristianización de la ciudad, que se convirtió en sede episcopal visigoda dotada de sede catedralicia. Sin embargo se desconoce el emplazamiento exacto de la catedral tardorromana, dedicada a san Vicente, aunque el hallazgo de un cancel visigótico en el solar de la Seo hace suponer que pudiera ubicarse allí.

La mezquita

Hanas ben Abdallah as San'ani (m. 718), discípulo de uno de los allegados de Mahoma, fue el constructor, entre los años 714 y 716 de la mezquita mayor de Saraqusta al Baida, «Zaragoza la Blanca», según nos cuenta al-Humauydí (1029-1095). De ser cierto, la mezquita mayor sería una de las más antiguas de Al-Ándalus. En varias crónicas árabes se recogen tradiciones que atribuyen la fijación del mihrab en el muro oriental, donde hoy se sitúa la capilla de san Pedro Arbués, como una hornacina tallada en un solo bloque de mármol blanco, quizá alabastro, según al-Zuhrí y una crónica anónima:

[el mihrab está esculpido] de un solo bloque de mármol blanco que no tiene parangón en todo el ecumene
al-Zuhrí
este mihrab es un bloque de mármol blanco de una sola pieza ahuecado con una maestría asombrosa y un arte maravilloso, encima del cual se colocó una concha de formas perfectas; en todo el mundo no existe un mihrab semejante
crónica árabe anónima

De esta mezquita original, que ocupaba una superficie de 35 x 44 m en dirección oeste-este (la puerta principal de ingreso a la mezquita se encontraba en el mismo lugar que la de la actual catedral) solo se han conservado restos de cimentación, y un elemento de gran relevancia: la huella de dicho mihrab. La mezquita primitiva constaría de un patio abierto (sahn) y una sala de oración cubierta de cinco naves con muros perimetrales apoyados en sillares de alabastro.

El edificio experimentó dos ampliaciones, una de mediados del siglo IX (856) y la segunda, atestiguada en 1023, bajo el rey taifa de Zaragoza Mundir I. El primer recrecimiento se debe al apogeo político de Musa ibn Musa, y se emprendió con el botín de una aceifa emprendida contra la región de Barcelona. Consistió en la adición de dos naves a cada lado, hasta un total de nueve y el ensanchamiento del patio alcanzando una superficie de 56 x 44 metros. Debido a la leyenda e importancia del mihrab, se mantuvo en su posición original, con lo que quedó algo desplazado del eje axial del templo.

La segunda ampliación de Mundir I, ya como rey independiente de la taifa de Saraqusta, dotó a la mezquita de una superficie de 54 x 86 metros con el alargamiento hacia oriente de casi el doble de la longitud inicial, lo que la convirtió en una de las mayores de al-Ándalus. Para ello hubo de trasladar el bloque del mihrab excavando sus cimientos y desplazándolo sobre rodillos, complicada operación que causó grietas en la pieza.También erigió un gran alminar que, transformado en torre-campanario mudéjar, perduró hasta el siglo XVII, cuando fue derribado y sustituido por la actual torre barroca. Durante la restauración, que terminó en 1999, se han descubierto numerosos vestigios, como la planta del antiguo edificio y la impronta del alminar en los muros externos, lo que ha permitido reconstruir su aspecto original.

 La catedral románica

La entrada en 1118 de Alfonso I el Batallador en Zaragoza, no supuso la inmediata demolición de la mezquita. Se dio un año a los musulmanes para instalarse extramuros y desde 1119 hasta el 4 de octubre de 1121, año en que se consagró el edificio bajo la advocación de San Salvador, se efectuaron las reformas necesarias para adaptar el templo a las celebraciones cristianas. La nueva catedral (1166-1198) se inicia bajo la protección y patronazgo del obispo de Zaragoza Pedro Tarroja.

En primer lugar se reorientó el eje de la catedral románica en sentido norte-sur (frente al oeste-este de la mezquita) y se derribaron once tramos de las naves convirtiendo el patio musulmán en claustro, trasladando el ingreso principal al lado sur, donde hoy se encuentra la puerta de la Pabostría. Se integró así en el recinto de la mezquita (al modo como ocurre en la mezquita de Córdoba) una iglesia de tres naves sin ábsides y cuyo transepto no resaltaba de los muros laterales. La nave central era de gran anchura comparada con las laterales, mucho más estrechas, como sucedía en San Pedro de Rodas y San Salvador de Leyre. Fue cubierta con techumbre de madera a dos vertientes y mantenía el alminar de la mezquita convertido en campanario. Pese a ser una obra provisional, el edificio permaneció en este estado hasta finales siglo XII.

La construcción de los ábsides y de una portada flanqueada por dos torres no se emprendería hasta 1166. La nueva obra, de planta basilical con crucero y tres naves terminadas en cinco ábsides (tres centrales semicirculares flanqueados por dos cuadrados), se prolongó hasta 1198, y debe mucho en su estilo a la catedral de Jaca, de la que toma diversos elementos. Además de la iglesia, el edificio acabó poseyendo archivo, refectorio, enfermería y dos claustros. De esta época se conserva aún el cuerpo inferior los ábsides, con ventanas flanqueadas por dos columnas con capiteles historiados y arquivoltas adornadas con el llamado ajedrezado jaqués en el exterior. En el interior se conserva un conjunto de esculturas que actualmente están ocultas tras el retablo mayor. Esta cabecera está emparentada con la de la catedral de Tudela, construida en el mismo período.

También se finalizó en esta segunda mitad del siglo XII la portada de los pies de la iglesia, construida en el muro sur de la antigua mezquita aprovechando el espacio abierto de la puerta de una sala del oratorio islámico. En la excavación arqueológica de 1994 se descubrió la cimentación de la portada en un lugar próximo al actual trascoro, de planta abocinada, una luz de 2,85 metros y dos torres cuadrangulares flanqueándola a ambos lados.

Esta portada y las torres no fueron derruidas hasta 1549. También se han hallado restos escultóricos de ancianos músicos del Apocalipsis y un león, con lo que el tímpano mostraba a Cristo entre el Tetramorfos rodeado por el ciclo de los 24 ancianos del Apocalipsis, es decir, el Cristo de la Segunda Venida o de la Parousía. El conjunto debió ser similar al tímpano de la portada occidental de la iglesia abacial de Saint Pierre de Moissac de 1130.

Empezando con Pedro III en 1276 y hasta Fernando I en 1412 se coronan en la iglesia todos los reyes de Aragón por un privilegio otorgado por el Papa Inocencio III a Pedro II. El rey, que la noche anterior debía velar sus armas en la Aljafería, se acercaba desde allí en procesión. La ceremonia contaba con cuatro partes: investidura de armas, unción con el santo óleo, imposición de la corona y las insignias reales y juramento de los fueros y libertades del Reino de Aragón ante una cruz gótica de oro y piedras preciosas que esta catedral guardó siempre celosamente como una joya muy preciada. En la catedral también se celebraban en ocasiones los bautizos, bodas y entierros reales.

La catedral gótica y mudéjar

En 1318 el Papa Juan XXII crea el arzobispado de Zaragoza, independizándolo de la sede de Tarragona, con lo que el edificio pasa a ser catedral metropolitana. A partir de este momento las ampliaciones se harán usando materiales más accesibles en esta zona geográfica y tradicionalmente utilizados por los artífices mudéjares: el ladrillo y el yeso.

Bajo la supervisión del arzobispo Pedro López de Luna (1317-1345) se construye una iglesia gótica de tres naves que mantiene los ábsides románicos. La nave central se realizará más alta que las laterales, permitiendo abrir ventanas que en 1447 incorporarán vidrieras. En 1346 se comienza un cimborrio mudéjar para dar luz a la cabecera con la participación de los maestros Juan de Barbastro y Domingo Serrano, que fue sustituido por otro más esbelto en 1520.

En 1360, durante el arzobispado de Lope Fernández de Luna, se levanta la fachada principal de la Pabostría que, a excepción de algunos restos, no se ha conservado. El mismo arzobispo manda edificar una capilla dedicada a San Miguel Arcángel, la llamada «Parroquieta», todo en estilo mudéjar. Se trata de un espacio rectangular y estrecho que se inserta como una capilla cerrada e independiente dentro del edificio y que don Lope proyectó como su capilla funeraria. La construcción, iniciada ya en 1374 por Miguel del Cellero, es un ejemplo único del trabajo de maestros aragoneses y alarifes sevillanos, que tapizaron el muro exterior con dibujos geométricos de ladrillos lisos y vidriados.

La culminación de las obras en 1376 dio como resultado una catedral gótica espaciosa y mejor iluminada.

En 1403 el antiguo cimborrio amenazaba ruina. El antipapa Benedicto XIII, el Papa Luna, aragonés de nacimiento, impulsará una nueva reforma del edificio. Se elevaron los ábsides románicos y se realizó un nuevo cimborrio en forma de tiara papal. Decorado en 1409 por el maestro Mahoma Rami, pudo ser visto por Benedicto XIII en su visita a la ciudad en 1410.

El retablo mayor se realizó durante el pontificado de don Dalmau de Mur y Cervelló (1431-1456), y es uno de los mejores ejemplos de la escultura gótica en Europa. Este arzobispo se centró en embellecer el interior del edificio, encargando, además del retablo mayor, la sillería del coro, vidrieras para la iluminación de la nave central, la desaparecida portada de la Pabostría y otras actuaciones menores.

El turbulento Renacimiento

El 14 de septiembre de 1485 fue asesinado en la catedral el primer Inquisidor de Aragón Pedro Arbués (subido a los altares por el Papa Pío IX en 1867) mientras rezaba protegido con casco y malla. El hecho fue consecuencia del mal recibimiento que tuvo la inquisición en Aragón, que se veía como un ataque de la corona a los fueros. En particular, parece que algunas de las más poderosas familias de judíos conversos como los Sánchez, los Montesa, los Paternoy o los Santángel, sabiéndose víctimas predilectas de la inquisición, estuvieron implicados en el asesinato.7​ Como consecuencia se produjo un levantamiento popular contra los judíos y finalmente «nueve ejecutados, en persona, aparte de dos suicidios, trece quemados en estatua y cuatro castigados por complicidad» según cuenta Jerónimo Zurita. El sepulcro del santo, realizado por Gil Morlanes padre, se encuentra en el edificio, en la capilla de San Pedro Arbués.

Durante los siglos XV y XVI muchos de los arzobispos de Zaragoza fueron miembros de la Casa de Aragón. Lo fueron:

  • Juan de Aragón (h.1440–1475) hijo ilegítimo de Juan II de Aragón. Durante su mandato se construyó un nuevo órgano y se mandó sustituir en el retablo mayor las tres escenas principales de madera por otras de alabastro policromado.
  • Alonso II de Aragón (1470 o 1478–1520) hijo ilegítimo de Fernando el Católico. Añadió una nave por lado, pasando la catedral de tener tres a tener cinco naves y elevó todas a la altura de la nave central. El antiguo cimborrio, que ya amenazaba ruina desde 1417 fue gravemente dañado por el derrumbe de uno de los pilares que lo sostenía en 1498. Se encargó a Juan Botero la construcción de un nuevo cimborrio, también mudéjar, en forma de estrella de ocho puntas, que todavía se puede admirar entre las bóvedas de la iglesia. Entre 1505 y 1520 se realizó la obra, que fue terminada por su hijo y sucesor, don Juan de Aragón, obispo de 1520 a 1531.
  • Hernando de Aragón (1498–1575), hijo ilegítimo del anterior y doña Ana de Gurrea. Arzobispo desde 1539, fue una de las personas más influyentes del reino de Aragón. Gran mecenas y promotor de las artes, dirigió la última ampliación de la catedral entre 1547 y 1550, añadiendo dos tramos completos a los pies. La ampliación fue encargada inicialmente a Juan de Segura, pero la ejecutó finalmente Charles de Mendibe, que añadió los dos tramos de los pies a las cinco naves con sus correspondientes nuevas capillas laterales, dos a cada lado lado, y cuatro más al fondo. Entre 1549 y 1555 el arzobispo mandó realizar en alabastro su sepulcro a Juan Vizcaíno y el de su madre, Ana de Gurrea, a Juan de Liceire, en la nueva capilla de San Bernardo. El retablo de la capilla de San Bruno, lo encargó al escultor Pedro de Moreto.
Los últimos siglos

El antiguo enfrentamiento entre los canónigos del Pilar y de la Seo fue notorio en el siglo XVII. Tanto es así, que el cabildo del Pilar entabló un pleito para obtener la sede episcopal, pleito que fue solucionado por Felipe IV a favor de la Seo. Las disputas no se solucionarían hasta que en 1676 el papa Clemente X decidió de manera salomónica y por la Bula de Unión fundir ambos cabildos. En la Seo residirían 6 dignidades y 15 canónigos, igual que en el Pilar, y el deán viviría seis meses en cada una.

También en el siglo XVII se derribó la antigua torre mudéjar, muy deteriorada, y se comenzó la construcción de una nueva. El nuevo campanario barroco, diseñado por Juan Bautista Contini en Roma en 1683, comenzó a construirse en 1686, concluyéndose en 1704 con la colocación del chapitel, que culmina sus noventa metros de altura.

La nueva fachada de estilo barroco clasicista fue realizada por el arquitecto Julián Yarza entre 1763 y 1767 a instancias del arzobispo Francisco Ignacio Añoa y Busto. Sobre la puerta principal figura el escudo del arzobispo Añoa y la lateral izquierda da acceso a la capilla de San Miguel, denominada popularmente «La Parroquieta».

Entre los años 1960 y 1965 se juzgaron una serie de robos producidos en la biblioteca de la Seo, una de las más importantes de Europa.8​ Se descubrió que habían desaparecido unos 583 libros, códices, incunables y manuscritos, con un valor de 13.295.500 pesetas de la época. La causa principal fue la desidia con la que había sido tratada la biblioteca desde mitad del siglo XIX por el cabildo, lo que facilitó el trabajo considerablemente a ladrones como Enzo Ferrajoli de Ry, un italiano nacido en Nápoles en 1913, con unas credenciales impecables y muchas conexiones dentro del régimen franquista, que se apropió de unos 110 libros. Apenas pudo recuperarse un tomo de la Biblia políglota complutense y el Manipulos curatorum, durante mucho tiempo considerado el primer libro editado en España. El resto, entre las que se encontraba por ejemplo un libro dedicado a Aragón y firmado por Juan de Coloma, secretario de Fernando el Católico, el 2 de enero de 1492, día de la toma de Granada, acabó en diversos lugares, como el British Museum y la universidad de Yale o subastados por Sotheby's, que se negaron a devolverlos, argumentando que los habían comprado «de buena fe, por procedimientos habituales y a personas de confianza».

En la segunda mitad del siglo XX se realizó una restauración en profundidad del edificio que duró unos 23 años. El proyecto se puede dividir en cuatro etapas:

  • de 1975 a 1987: sustitución de los seis pilares de la nave principal, tejados, aleros, vidrieras, cimentación, demolición de edificios colindantes y excavación arqueológica.
  • de 1987 a 1992: pared de la Parroquieta, cimborrio, capillas de la cabecera y fachada neoclásica.
  • de 1992 a 1994: finalización de actuaciones anteriores y excavación de restos musulmanes y romanos.
  • de 1995 a 1998: restauración de la torre, el chapitel y el reloj, el órgano, el retablo mayor, en general todas las yeserías y capillas fueron limpiadas y restauradas; también se adecuó el museo de tapices.

En total se gastaron más de dos mil millones de pesetas, pagados por la Diputación General de Aragón, el Arzobispado de Zaragoza y el Cabildo Metropolitano, el Ministerio de Educación y Cultura, Ibercaja y la Caja de Ahorros de la Inmaculada. En 2005, la sacristía aún estaba en proceso de restauración.

 El exterior

Ábsides

La zona inferior de los ábsides es la única conservada de la catedral románica del siglo XII y remiten a la Catedral de Jaca. De la ornamentación interior queda todavía una arquería distribuida en tres sectores por cuatro columnas adosadas. Esta solución decorativa interna, como si se tratase del frontal de un altar, es habitual en el románico aragonés, aunque bastante inusual en el europeo. Su programa iconográfico trata de la caída de Adán y Eva en pecado y la redención de Cristo mediante su muerte y resurrección. Las esculturas ocupan capiteles, arquivoltas y los espacios entre las columnas, con figuras de bulto más redondo en sus frentes de mayor tamaño y dos frisos: uno a la altura de los capiteles, dando continuidad a la banda escultórica y otro como cornisa donde se asientan las figuras mayores. Sin embargo, todos estos restos permanecen ocultos al espectador tras el retablo mayor. 

Ábside central

Desde el exterior se aprecia la planta poligonal con lados en los que se abren tres ventanas en los dos primeros cuerpos. El primero, de factura románica, está construido con sillería de piedra y se inspira en el modelo de la Catedral de Jaca, apreciable en las molduras de taqueado jaqués de las arquivoltas. El segundo, gótico y mudéjar y construido en ladrillo, data del siglo XIV y en sus lienzos se abren grandes ventanales apuntados (posteriormente cegados) de tracería de arquillos sostenidos en finas columnas que rematan en filigrana de rosetones, formando una celosía en el interior del arco. Sobre este segundo cuerpo aparece una cornisa de merlones adornados con cerámica vidriada (de color azul, verde y blanca) y rematados con pirámides.

En el interior se divide en tres paños separados por semicolumnas. Su cubierta original era de bóveda de cuarto de esfera; en el siglo XV se elaboró otra de bóvedas nervadas rematadas con claves decoradas en madera tallada.

Destaca la profusa decoración escultórica de la cara interna del ábside —en contraste con la austeridad externa— tanto en capiteles como en arquivoltas e intercolumnios. Su programa iconográfico consta de temas del Génesis y de la infancia de Cristo. Los relieves fueron esculpidos entre 1175 y 1189 siguiendo modelos provenzales, debido al parecer a la influencia que ejerció el marquesado cuyo título ostentaba Alfonso II de Aragón, impulsor de esta obra.

Frontispicio y puertas

El acceso se efectúa a través de tres puertas: la de la portada occidental en la fachada neoclásica, la de san Bartolomé y la de la calle Pabostría. Existe otro pequeño acceso al fondo de la Sala Capitular y antes de la Sacristía que da a la plaza de San Bruno. Esta puerta, sencilla y flanqueada por columnas jónicas con guirnaldas y un frontón triangular, fue finalizada en 1806 por José Yarza y Lafuente


 La puerta principal, situada en el muro oeste y utilizada para el culto, es la de la fachada neoclásica que da a la plaza de la Seo, donde estuvo también el acceso de la mezquita. Fue encargada por el arzobispo Añoa a Julián Yarza, un discípulo de Ventura Rodríguez. Presentó su proyecto en 1763, basándose en la proyectada para la puerta de san Bartolomé por Ventura Rodríguez, que no se llegó a iniciar. Las obras se prolongaron hasta 1767 y fue construida en piedra, ladrillo y yeso. El revoque de pintura blanca actual la ha despojado de los contrastes materiales de la original. A la izquierda y en el mismo lado una entrada más pequeña da acceso directo a la Parroquieta.

Al este se encuentra la puerta de San Bartolomé, por la que acceden los visitantes, restringido a las horas en las que no se celebra el culto. No fue embellecida, pese a que existió el proyecto para ello encargado a Ventura Rodríguez antes mencionado.

La tercera, entrada de la iglesia cristiana medieval y situada a los pies del templo en el lado sur, es la puerta de la Pabostría, que aboca a la estrecha calle homónima. Su construcción se debe a la iniciativa de Hernando de Aragón tras la última reforma del recinto y data de 1558. Desde el siglo XVIII permaneció oculta tras una cancela barroca de madera de 1783, pero la restauración finalizada en 1998 la devolvió a su estado original, trasladando la sobrepuerta barroca a modo de cortavientos a la puerta de san Bartolomé.







Arco y casa del deán

Cerca de la puerta de San Bartolomé, puerta del lado oriente de la catedral, se encuentra un arco ojival sobre el que se construyó la casa llamada «del Deán». En 1293 se autorizó la construcción de un corredor sobre la calle con el fin de comunicar la casa del prior (que estaba adosada a la iglesia) con la nueva casa del deán situada al otro lado de la calle.

De 1587 data una reforma que proporcionó a la galería un mirador con tres airosos ventanales de tradición plateresca y mudéjar que dan a la plaza de San Bruno. El fino trabajo de yesería recuerda el de las puertas y ventanales del palacio de los Reyes Católicos de la Aljafería, de finales del siglo XV.

El campanario


                                                    Torre barroca de Contini

La torre-campanario fue proyectada en estilo barroco romano en 1683 por el arquitecto Giovanni Battista Contini para sustituir a la antigua torre mudéjar. Al frente de las obras, que finalizaron en 1704, estuvieron los maestros de obras zaragozanos Pedro Cuyeo, Gaspar Serrano y Jaime Busiñac.

Contini fue discípulo de Carlo Fontana y la torre sigue su estilo. El campanario es una esbelta torre de 90 metros de altura, y en ella se refuerza el juego borrominesco de líneas onduladas que se incrementa desde un sólido paramento inferior cuadrado hasta gráciles remates curvilíneos y sinuosos.

Consta de cuatro cuerpos: el inferior, a modo de basamento, construido en piedra y el resto de ladrillo. Para los detalles ornamentales (cornisas, balaustrada, esculturas) se utilizó la piedra caliza. La anchura de los cuerpos disminuye en altura, y su descripción es la que sigue:

  • La base, de escasa altura, es de sillería con una puerta de arco de medio punto.
  • El cuerpo inferior, de planta cuadrada, llega a la altura del techo de las naves. Está resaltado con placas rectangulares y una cartela rematada en frontón partido por un óculo.
  • El segundo cuerpo, ya en ladrillo, es de sección cuadrada con aristas redondeadas que conforman seudopilastras toscanas de capitel en goleta. En 1787 se incorpora un reloj en su frente rodeado por dos figuras del escultor Joaquín Arali Solanas que representan el Tiempo y la Vigilancia.
  • El tercer cuerpo es de planta octogonal, con estrechos vanos de medio punto para las campanas y semicolumnas corintias adosadas. En los ángulos aparecen esculturas de las Virtudes cardinales, que fueron añadidas un siglo después, en 1786, por Joaquín Arali Solanas.
  • El cuarto y último cuerpo, con flameros en la base conjugados con las ventanas del paramento y una cornisa de entrantes cóncavos. Remata con un airoso chapitel bulboso de entrante a su mitad coronado por una fina aguja.

Contini nunca vio la obra terminada, ya que nunca estuvo en Zaragoza."

Ver: https://es.wikipedia.org/wiki/Catedral_del_Salvador_(Zaragoza)

 










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