29/08/2022 Lleida. Tàrrega. Església de Santa Maria de l'Alba y Creu de terme
"Entre los siglos XII y XIII se construyó la primera iglesia, de estilo románico, ampliada en el XIV con una espectacular portada de la que se conservan, en el Museo Comarcal del Urgell, las figuras de cinco apóstoles de dimensiones notables.
En el siglo XVII, debido al estado precario de la antigua construcción tras el derrumbe del campanario, se decidió construir un nuevo templo y se encargó el proyecto al mejor tracista de la época, el carmelita fray Josep de la Concepció, del que se conserva el plano original. Dirigieron las obras el manresano Gaspar Roca, después Jaume Ribot y, ya en el siglo XVIII, Josep Serradell. La construcción se inició en 1672 y el nuevo templo se consagró en 1696, inacabado. Quedaron sin concluir la portalada original y el campanario, que no se terminó hasta el año 1747, quedando la parte superior ppr terminar. En 1960 se instaló la actual portalada, del siglo XVIII, que había sido proyectada como portada del coro, obra de Pere Costa.
Es un edificio de una sola nave, con capillas laterales intercomunicadas, cuatro a cada lado, que realizan la función de naves laterales. La nave está cubierta con bóveda de cañón con lunetos, mientras que las capillas se cubren con bóveda de arista. Es algo poco habitual la presencia de tribunas abiertas en el piso superior. La cúpula que se levanta sobre el crucero es de media naranja con nervios, sobre un tambor con ventanas entre pilastras, distinto al proyecto concebido por Fray Josep. Éste previó sólo una capilla fuera de planta, la de las Santas Espinas. Pero en el siglo XVIII varias cofradías pidieron tener capilla propia y así se construyeron la de los Dolores (1704), la de Roser (1728) y la de la Esperanza (1758).
En el campanario podemos ver tres cabezas empotradas que proceden de la portalada de la iglesia de Anglesola, del siglo XIV, desmontada en 1709."
"En 1742, Pere Costa diseñó el coro de la iglesia de Santa María de Tàrrega, que no se terminó del todo. Lo que sí se concluyó fue la portada de este coro, que estuvo durante doscientos años tras la modesta puerta de entrada del templo. Hasta que en 1960, dado que la fachada principal de la iglesia no tenía la puerta monumental que el proyecto original preveía, se decidió instalar en su lugar la portada del coro.
Es de estilo barroco y está flanqueada por dos pares de columnas ancladas sobre sendos podios adornados con escudos. Encima, un entablamento de complejas líneas curvas -muy parecido al tester de la fachada de la Universidad de Cervera, atribuido al mismo autor- que sirve de marco para la hornacina donde está la imagen de la Virgen."
"Muchas veces me pregunto qué hago pintando frescos en el siglo XXI”,
confiesa Josep Minguell, uno de los pocos artistas que todavía practica
esta técnica milenaria, mientras cruza el umbral de la iglesia de Santa
Maria de l’Alba de Tàrrega. “Y es porque te permite trabajar
directamente con la tierra, el agua y los pigmentos, sin tecnología de
por medio, tal y como se crearon las primeras obras de arte, es el
origen de la comunicación visual”, se responde mientras atraviesa la
nave central del templo barroco, bajo una bóveda íntegramente decorada
con sus propias pinturas. “Además te da mucha libertad y te permite
transformar los espacios arquitectónicos”, prosigue hasta llegar al
altar mayor, donde le espera una explosión de luz, la que él mismo ha
proyectado en las paredes para iluminar la iglesia con los colores
dorados del amanecer, esa alba que le da nombre.
Minguell ha vivido unos últimos meses intensos. Ha recibido la Creu de
Sant Jordi por ser “un artista único, sobresaliendo en el arte de la
pintura al fresco”, señalaba el comunicado de la Generalitat. Y, sobre
todo, porque ha culminado una obra colosal, realizada en cinco fases
durante dieciocho años, los frescos de la principal iglesia de Tàrrega
que muchos han bautizado como la Capilla Sixtina catalana. “La
comparación es exagerada, pero las dimensiones pintadas sí son
similares”, apunta antes de señalar que Miguel Ángel lo pasó peor que él
en los andamios por las características arquitectónicas de la bóveda de
la sala vaticana, mucho más plana. Y otra diferencia destacable: “Él
tenía un equipo de artistas que le ayudaban, yo he estado solo”.
El conjunto de pintura mural de la iglesia de Santa Maria de l’Alba, que
celebra este año el 350 aniversario de la colocación de la primera
piedra, ocupa 1.014 metros cuadrados. Minguell inició su contribución
artística en 2004 pintando el transepto, prosiguió con las bóvedas de la
nave central y ha finalizado el trabajo con el altar mayor que evoca el
paisaje de Tàrrega y los campos del Urgell.
La luz del alba es casi una composición abstracta, realizada con una
trama de pinceladas para que provoque una vibración visual”, especifica
antes de señalar algunos de los símbolos que ha incluido, como el lirio
azul, muy presente en este paisaje. “Se utilizaba incluso para
consolidar con sus raíces las cubiertas de las cabañas de piedra seca”,
revela. No es el único guiño que ha introducido en las escenas, que
destacan por su particular interpretación de los textos bíblicos y
evangélicos, con un nacimiento que no muestra al niño Jesús, una
epifanía sin los reyes magos o una creación de Adán que no obvia la
versión del uso del barro rojo. Y como otros pintores como Josep Obiols
en Montserrat, sus hijos aparecen retratados en más de una ocasión.
Finalizado el proyecto, tiene la sensación de “haber hecho realidad un
sueño”, aunque ahora prefiera desvincularse de la obra para que adquiera
vida propia. “La motivación creativa me hizo soportar bien el
agotamiento físico”, comenta Minguell, que, sin embargo, no ha afrontado
del todo solo esta tarea ingente. Antes que él, entre 1958 y 1965, se
subió en los andamios su padre, el también pintor de frescos Jaume
Minguell, que dejó su impronta en las naves laterales y en las capillas
de los Dolores y Montserrat.
Justo
ahora se celebra el centenario del nacimiento del primer Minguell, cuya
obra mural se puede ver también en una treintena de edificios de
Catalunya, como en la iglesia de Sant Miquel de Mont-roig del Camp.
Perteneciente al llamado Grup Cogul, integrado por artistas de
vanguardia leridanos, su pintura destaca por incorporar elementos
contemporáneos en escenas bíblicas. Es el caso, por ejemplo, de un
Moisés que planta viña con un tractor detrás. Una exposición en el Museu
Tàrrega Urgell recoge su legado hasta finales de setiembre.
Su
hijo, Josep Minguell, aprendió de él la técnica del fresco que ya
practicaba su abuelo. Se trata de un conocimiento de transmisión
familiar que también ha heredado el último eslabón de la cadena, Pau
Minguell, experto en efectos especiales cinematográficos y que ha
trabajado en series como Chernóbil, Northman o The Young Pope .
“El conocimiento lo tengo, si tuviera que hacerlo, sabría cómo”,
comenta junto a su padre, que le recuerda que en la iglesia de Tàrrega
todavía quedan algunas capillas por pintar.
El espectáculo depintar al fresco
Tras finalizar el proyecto de Santa Maria de l’Alba, Josep Minguell se ha volcado en la creación de Affresco,
un espectáculo visual y poético que se estrenará en la próxima edición
de la Fira de Teatre al Carrer de Tàrrega el día 9 de setiembre en un
espacio fuera de la ciudad, en el Molí del Talladell. Codirigido por
Llorenç Corbella, muestra y narra el proceso creativo de una obra al
fresco que el propio Minguell ejecutará en directo. En la representación
no faltarán dos elementos esenciales: el andamio y la musa,
interpretada por Núria Miret"
"La cruz que hay instalada en la plaza Mayor es una réplica idéntica al original, elaborada en torno al año 1430 y atribuida al escultor Pere Johan. El conjunto había quedado muy dañado después de que en 1862 un fuerte viento lo derribara. Esto causó muchos daños en la cruz propiamente dicha y no tantos en el nudo o magolla. La cruz fue trasladada y guardada en el Museo de Antigüedades de Lleida. En 1955 se encargó al escultor Carlos Anadón la restauración y reconstrucción del conjunto, de forma que se hizo una reproducción de la cruz y se integraron los elementos originales conservados de la magolla. En 2013 se decidió retirar la magolla para ser restaurada y conservada en el Museo Comarcal del Urgell, de Tàrrega, donde están también los restos de la cruz original, y ha sido sustituida por una réplica idéntica.
Se trata de una cruz floreada, muy trabajada siguiendo el gusto del gótico florido, que enmarca las figuras de Cristo y de la Virgen en un marco casi cuadrado formado por la unión de cuatro arcos conopiales. Las figuras están, además, situadas sobre unos doseles que remarcan la parte superior de la cruz. En cuanto al nudo o magolla podemos ver las imágenes de cuatro santos y cuatro santas, entre los que se pueden reconocer a san Pablo, san Miguel matando al dragón, santa Lucía y santa Bárbara, todos ellos protegidos por sendos doseles con pináculos que, en conjunto, conforman una especie de capitel que separa a los santos de la cruz misma."
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