"Se inició a mitad del siglo XII, pero al igual que los templos de San Miguel y San Juan las obras quedaron interrumpidas y su proceso formativo fue lento. Se edificó junto a la muralla musulmana con un planteamiento muy similar al resto de las iglesias románicas de la ciudad: un ábside semicircular orientado hacia el este y articulado mediante medias columnas y una torre cuadrangular planeada en iguales términos decorativos. Las obras se paralizaron y, como ocurre en el caso de San Juan, se continuaron en el siglo XIII.
La traza del ábside, concebido semicircular y por tanto para cubrirse con bóveda de horno o cuarto de esfera, en el siglo XIII se transformó en poligonal con contrafuertes que deben soportar una bóveda de crucería. De esta forma queda una extraña y original fórmula entre el ábside románico y su prolongación protogótica. Para mejor asentamiento de los contrafuertes se refuerzan los capiteles con rostros humanos y modillones florales. Agilizando el conjunto, entre los contrafuertes, se colocan ventanas muy rasgadas con arquivoltas apuntadas, columnillas con capiteles de decoración floral y la chambrana adornada con puntas de diamante.
Al interior, ocultos tras el órgano, se conservan unos magníficos fragmentos de pintura mural de tipo geométrico y floral que cubren capiteles y todo tipo de elementos, indicando someramente el verdadero aspecto que debían ofrecer estos templos medievales.
Su torre de ladrillo, edificada entre fines del XIII y principios del XIV por alarifes mudéjares sigue el planteamiento de la torre románica de piedra; de esta forma las medias columnas se ven continuadas por pilastras de ladrillo y culminan con un friso de arquillos ciegos y un alero volado con modillones de rollos de piedra, aunque en este caso el interior de los arquillos se decora platos cerámicos típicos del mudéjar aragonés.
En el siglo XIV se construyó la iglesia que se acopló al ábside y torre. Es un templo de planta de salón, gótico-mudéjar, de tres naves prácticamente de la misma altura, cubiertas con bóvedas de crucería simple, edificado en ladrillo y con seis pilares que al parecer tenían el núcleo cruciforme. La cabecera es triple, siendo el ábside central de forma poligonal y los laterales con el testero recto.
En el siglo XVIII la iglesia sufrió un incendio del que se salvaron intactos el ábside, la torre, el coro de madera y el magnífico retablo de Bartolomé Bermejo (su tabla central se encuentra actualmente en el Museo del Prado). El edificio se reparó, cambiándole la dirección de la cabecera, por lo que ésta queda actualmente como coro, revistiéndola con estucos y pinturas de gusto barroco y levantando una cúpula con linterna decorada con frescos que representan a los cuatro Evangelistas. Además se le dotó de un acceso muy similar al de San Juan mediante un arco de medio punto muy sencillo. El coro de madera fue realizado por el sacerdote D. Francisco Rodríguez de Setién en 1700, representando en él escenas de las Sagradas Escrituras y el famoso suceso de las hermanas siamesas nacidas en Daroca en 1698.
Actualmente la iglesia acoge numerosos retablos y piezas de arte que proceden del gran número de templos darocenses derribados. Destacan entre ellas los retablos de San Juan Evangelista de mitad del siglo XVI, el de San Gregorio, de la misma época, el del Encuentro de Santa Ana y San Joaquín ante la Puerta Dorada, de 1586, y el de la Virgen de Loreto, de la segunda mitad del siglo XVI. En el interior de la sacristía se conservan también numerosos lienzos barrocos, imágenes de la misma época, restos de retablos y como pieza importante una sarga en la que aparece representado San Pedro, del siglo XVI."
Ver: http://www.daroca.es/turismo/monumentos/iglesia-de-santo-domingo/
Plaza de Santo Domingo, Daroca
No hay comentarios:
Publicar un comentario