"Surrealismo y delirio
organizado: de paseo por la cabeza de Magritte
Caixaforum se sumerge en la obra del belga con 'La
máquina Magritte', muestra que reúne 70 pinturas además de fotografías y
películas caseras
David
Morán
Barcelona
Actualizado:25/02/2022 12:24 La
pipa en realidad no era una pipa, así que esto tampoco es una exposición.
Mucho menos una retrospectiva. Porque con Magritte, el mago
del surrealismo que trufó la historia del arte de manzanas y bombines, de
cielos añiles y palabras con múltiples significados, nada es lo que parece.
Así que lo que se presenta como la primera gran muestra dedicada al
ilusionista belga en más de dos décadas es en realidad otra cosa. A saber: un
intento de mapear el cerebro de René Magritte (1898-1967), cartografiar su arrebatada singularidad y
descifrar el código fuente de su creatividad. «No desvelamos el
enigma, pero sí permitimos entrever los mecanismo y engranajes de su
imaginación», explica Guillermo Solana, director artístico del Museo
Thyssen y comisario de una exposición que llega a Caixaforum Barcelona tras
estrenarse en Madrid el pasado mes de septiembre.
Tan a pecho se han tomado el
reto de meterse en su cabeza que incluso la sala, con sus paredes curvas, los
cantos espejados y esas puertas convertidas en evocadoras siluetas, intenta
reproducir el cerebro de Magritte; ese mundo «lleno de
conexiones y laberintos». Una cabeza pensante y 'pintante' que, detalla
Solana, funcionaba aplicando métodos de variación y contraposición. «En su
trabajo hay una sistematización del delirio, un método
paralelo a lo que Dalí llamaba la paranoia crítica», explica el comisario.
«Organiza un delirio de manera lógica», añade.
Libertad
y riesgo
En Caixaforum, todo esto se traduce en un
recorrido alternativo por la obra de este «surrealista único», en palabras de
Solana, que dobla o triplica la apuesta de la gran retrospectiva que se vio en
1998 en la Fundación Miró. «En aquel momento Magritte era una novedad, había
que presentar una exposición canónica. Ahora hemos tenido más libertad; cuando
se hace una segunda gran exposición hay que arriesgar más», justifica el
comisario. De ahí que la exposición orille el relato cronológico y la
acumulación de obras maestras para centrarse en el «carácter metódico» de su
producción a partir de 69 pinturas llegadas de medio centenar de
museos y colecciones de Europa, Canadá, Estados Unidos y Japón. 'Delirios de grandeza', de
1962 - © René
Magritte, VEGAP, Barcelona, 2022.
«Magritte es un artista metódico que vuelve
una y otra vez sobre ciertos motivos, y hemos intentado reunirlos en grandes
bloques temáticos», relativiza Solana a la hora enhebrar el hilo conductor de
una exposición cuyo título, 'La máquina Magritte', remite directamente a la
repetición, variación y combinación. También, claro, a esa 'Máquina universal
para hacer cuadros' con la que fantaseaban los surrealistas belgas en 'La
Manufacture de Poésie' de 1950.
El
arte de pensar
«Desde mi primer exposición, en 1926, he
pintado un millar de cuadros, pero no he concebido más que un centenar de esas
imágenes. Este millar de cuadros es el resultado de pintar con frecuencia
variantes de mis imágenes: es mi forma de precisar mejor el misterio, de
poseerlo mejor», dejó dicho el propio Magritte, palabras que sirven ahora para
introducir una exposición que suma a las obras vistas en Madrid dos nuevas
piezas: 'El sentido de las realidades' y 'La violación'.
Ilusionista de los pinceles y superhéroe con
más ases en la manga y trucos en la chistera que poderes sobrenaturales,
Magritte definía su pintura como un arte de pensar, máxima que guía esta
muestra que ahonda en conceptos como el desajuste entre realidad y lenguaje,
la convivencia de lo animado y lo inanimado y la relación problemática con la
identidad.
Ideas que, igual que la paradoja, la
influencia del collage o el cuadro dentro del cuadro, saltan de lienzo en
lienzo siguiendo un recorrido temático que arranca con autorretratos serios o
irónicos como 'Tentativa de lo imposible' y 'El mago', y culmina con esa
megalomanía resultante de «querer hacer aullar a los objetos más familiares».
Ahí emerge, imponente, el pedrusco flotante de 'El sentido de las realidades',
broche final de una exposición que se detiene en los 'tableaux-mots' de
Magritte, cuadros que combinan palabras e imágenes figurativas en aparente contradicción;
se entrega al juego del recorte y la superposición con obras como 'La alta
sociedad' y 'La perspectiva amorosa'; y sublima el trampantojo de la mano de
'La bella cautiva', 'Los paseos de Euclides' y otros cuadros atrapados dentro
de cuadros.
Mimetismo Rostros, máscaras y ejemplos de mimetismo
como 'El futuro de las estatuas', con la máscara funeraria de
Napoleón confundiéndose con un cielo azulado y nuboso, o 'El seductor', con un
buque formado a partir de la espuma de las olas, completan un retrato que
también se desvía de lo artístico para colarse en la intimidad del creador a
través de fotografías y películas caseras. «Nos ayudan a establecer relaciones
entre la vida del artista y sus creaciones», apunta Solana sobre unas
instantáneas en las que lo mismo aparece uniformado realizando el servicio
militar en Beverlo que posando junto a su mujer Georgette. Información adicional para completar este
paseo por la cabeza de Magritte que busca reivindicar al belga, aún más si
cabe, como pieza clave del surrealismo. «Es un
surrealista único, a veces en conflicto con París . Conserva la frescura del
dadaísmo. Él es quien determina lo que es hoy el surrealismo. Los movimientos
cambian en su percepción histórica a medida que unos artistas crecen y otros
declinan. Así que surrealismo es Dalí, Miró y Magritte antes
que André Breton», destaca Solana.·" CaizaForum
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