"Se dice que en el agua está el origen de la vida, y desde tiempos pasados la humanidad conoce sus efectos beneficiosos para la salud.
Su descubrimiento se atribuye a la curación en 1760, de unos perros del Marqués de San Millán que, tras bañarse en unas pozas de aguas calientes, sanaron de la sarna que padecían. Esta agua cuyo nombre es “guesalaga” (aguas saladas) fueron declaradas de utilidad pública en el año 1792, siendo en 1804, con la apertura del Balneario de Cestona, cuando se inicia el turismo en el País Vasco.
A partir de las graves inundaciones de 1983, el Balneario de Cestona acomete una profunda renovación de servicios e instalaciones, con modernas técnicas hidroterápicas y balnearios al nivel de los más reconocidos balnearios de Europa.
El Balneario de Cestona ha sido visitado por diversas personalidades desde su inicio hasta la actualidad. Desde la realeza como el infante Don Francisco de Paula de Borbón, políticos conocidos, escritores como Azorín y Pio Baroja , toreros o genios de la cocina.. muchos han sido los que lo han honrado con su visita.
Por la historia conocemos que Zestoa fue construido en el siglo XIV, pero en este lugar, donde el aroma de la naturaleza y del monte está a flor de piel, ya encontraron su "txoko" nuestros antecesores. Ellos
no vivían en casas, pero no les faltó donde guarecerse. De hecho, en estas tierras perviven aún muchos lugares a los que no ha llegado la modernidad. Ahí podremos encontrar pues, el comienzo y el
significado de la historia.
Una vez convertida en villa, Zestoa tomó un tono burgués, sobre todo el centro de la villa. Es digno de mención el hecho de que gracias a la ordenanza dictada por el rey Enrique V en el siglo XV, Zestoa era una de las 18 villas en las que se celebraban las Juntas Generales. De todas formas, a Zestoa también le ha tocado vivir momentos difíciles.
Pero la riqueza propia de este pueblo y las maravillosas características que lo convierten en algo especial hicieron que Zestoa renaciese y se enriqueciese; sobre todo cuando, a finales del siglo XVIII, quedó patente el valor que tenían las aguas del balneario.
Desde entonces y hasta comienzos del siglo XX, Zestoa ha sido conocida en todo el mundo. El visitante que llegue a Zestoa se va a encontrar con un núcleo urbano donde se concentra la actividad comercial, pequeños barrios con personalidad propia y una serie de caseríos desperdigados a lo largo y ancho del pueblo. Actualmente viven en el pueblo algo más de tres mil habitantes, aunque este número se incrementa cada verano ante la llegada de personas que buscan las conocidas aguas termales de la localidad. Atravesando el pueblo está el río Urola que da nombre al valle en el que se asienta Zestoa.
Esta villa evoca los tiempos en que los balnearios no eran sólo lugares de cura, sino lugares donde los miembros de la aristocracia y la alta burguesía establecían relaciones sociales. En la actualidad se ha convertido en un lugar tranquilo para las vacaciones y de relax físico. No obstante, Zestoa es mucho más que su balneario, con una gran historia de la que quedan huellas en forma de edificios verdaderamente monumentales. Fue fundada sobre el río Urola, a finales del siglo XIV, en un paraje rodeado de montañas, como una villa amurallada de la que aún quedan dos puertas. En 1760 se
descubrieron las propiedades de sus aguas medicinales y en el siglo XIX se edificó el actual balneario, cuyo conjunto de edificios y jardines merece la pena visitar."
Ver: http://museodeljuego.org/wp-content/uploads/Balneario-de-Cestona-.pdf
Ver también el excelente artículo sobre el balneario en el Blog de Cesar Estornes
Paseo de San Juan, 30
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