"El arte del novecientos y el descrédito del modernismo
Mientras el modernismo se había forjado en los círculos intelectuales y artísticos con voluntad de modernizar una cultura y de integrarse en Europa, el noucentisme a pesar de desacreditar al modernismo y al individualismo ochocentista, con su vocación institucionalizadora hizo realidad algunas de las propuestas culturales de los modernistas.
Tal es el caso de las industrias artísticas, los oficios artísticos o los "bellos oficios", cómo se llamaban, qué establecieron un nexo entre ambos movimientos y continuaron trazando el camino de la cultura del diseño, evidenciando el valor social del arte. El objetivo era trabajar en pro de la identidad nacional, por un arte catalán de raíz mediterránea que embellecieron la ciudad mediante la buena práctica de los oficios artesanos. En términos actuales, poner el diseño al servicio de la identidad. Pese a todo, Gaudí, y en especial la gran empresa de la construcción de la Sagrada Familia, coincidía con la ideología dominante del catalanismo noucentista, que había definido Torras i Bages en La tradició catalana, en 1892, reeditada no obstante en 1906.
Reivindicación noucentista del diseño anónimo y popular
El noucentisme también revalorizó la tradición artesana y recupero sus técnicas y materiales. Pero su orientación colectiva, guiada por la voluntad de mejorar la vida del pueblo, lo llevo a reivindicar la simplicidad del diseño anónimo y popular. Ello explica el gusto por los muebles sencillos, como la tradicional silla de enea, inspiradora de propuestas para interiores dignos, de bajo coste. En 1923, en la Exposición Internacional del Moble i la Decoració d' Interiors, se convoco un concurso internacional de mobiliario y decoración del hogar humilde, buen exponente de la sensibilización respecto a las condiciones de vida y la vivienda obrera presente en toda Europa. El Foment de les Arts Decoratives participo con el lema "Por la belleza del hogar humilde"
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