"La catedral es de estilo gótico de transición, con importantes añadidos platerescos (según trazas de Pedro de Ybarra) y barrocos (torre-campanario diseñada por Manuel de Lara Churriguera). En su interior guarda una magnífica colección de pintura, escultura y orfebrería. Destaca el retablo mayor del siglo XVIII con tallas de Alejandro Carnicero, así como los sepulcros episcopales de Pedro Ximénez de Préxamo por Diego Copín de Holanda, y García de Galarza por Lucas Mitata. Se deben citar también el coro, con una sillería mudéjar de nogal de los siglos XV y XVI, cerrado por una verja protorrenacentista del siglo XVI. Destacan también la reja de la capilla mayor (siglos XVI y XVIII) y los retablos de las Reliquias (siglo XVIII) y San Pedro de Alcántara (siglo XVII). "
Ver: https://es.wikipedia.org/wiki/Catedral_de_Coria
Si la nueva corriente del turismo experiencial se basa en las emociones y los sentimientos que los viajeros experimentan durante su visita a un determinado lugar, le ofrecemos la posibilidad de vivir una experiencia, única e inigualable, dentro de su tiempo libre o vacacional, como es el adentrarse en un emocionante viaje al pasado para descubrir y sentir el misterio que celosamente guardan los muros de la Santa Iglesia Catedral de Santa María de la Asunción de Coria, en cuyo museo catedralicio se custodia una de las reliquias más sorprendentes e importantes de la cristiandad como es el Sagrado Mantel de la Última Cena, cuyo recuerdo conmemora la liturgia de la milagrosa noche del Jueves Santo en la que Cristo concelebró la Pascua con sus doce apóstoles antes de su Pasión siguiendo la tradición judía.
Envolviendo de misterios a esta importante pieza arqueológica, convertida en dogma de fe para unos y de incertidumbre para otros, cuyo uso era muy habitual entre los judíos desde tiempo inmemorial al utilizar doble o triple mantel en sus fiestas, caso del Shabat, donde el mantel blanco sobre la mesa simbolizaba la pureza que debían poseer los alimentos y el maná que caía en doble ración cada viernes; lo que, a su vez, ha servido para que el lienzo en el que se produjo una de las crónicas más importantes de la vida de Cristo, se haya convertido en un tesoro histórico y espiritual, único, exhibido en la Catedral de Coria depositado en una hermosa arqueta barroca de plata protegido por una bolsa de terciopelo rojo de Damasco en seda, desde hace más de 500 años.
Simbolismo y misterio…
Que han llevado a destacados expertos a realizar estudios científicos, como los obrados en los laboratorios del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, en 1960, o los ampliados por el equipo de científicos de la NASA dirigidos recientemente por el profesor John Jackson (Director del Turín Shroud Center de Colorado), que sostienen que el Sagrado Mantel de Coria y el Sudario o Sábana Santa de Turín estuvieron presentes, conjuntamente, sobre la mesa de la Última Cena, debido a la coincidencia entre las dimensiones de ambas, en la que el Mantel de Coria mide 4,42 metros de largo por 92 centímetros de anchos, pudiendo haber sido la Sábana de Turín el Mantel que cubriera luego al de Coria tejido este último con más lujo y decoración a base de sencillos adornos geométricos en índigo natural de color azul en los extremos.
Devoción, cultura y turismo…
Sobre una de las
piezas sagradas más preciadas e importantes de la tradición cristiana
desde la antigüedad. Una joya, histórica y espiritual, que desde tiempos
pasados la mostraban los Obispos de Coria desde el llamado balcón de
las Reliquias cada día 3 de mayo (1599), festividad de la Santa Cruz,
hasta desaparecer dicha ceremonia litúrgica como acto público en el año
1791, derivado de las aglomeraciones y los desórdenes provocados por los
fieles devotos, lo que provocó su posterior olvido con el paso del
tiempo, y que ahora la Ciudad de Coria y su Catedral vuelven a mostrar
al mundo restableciendo su antiguo esplendor como Reliquia Universal de
la Cristiandad.
Una tradición…
Convertida nuevamente en reclamo y
punto de encuentro de peregrinos deseosos de recibir las gracias e
indulgencias plenarias, como también lo fueron concedidas, desde antaño,
por los magnánimos pontífices romanos a todos aquéllos que se acercaron
hasta esta milenaria, nobiliaria y episcopal ciudad, al objeto de
venerar el Sagrado Mantel de Coria."
Ver: https://turismocoria.es/turismo/el-sagrado-mantel-de-la-ultima-cena/
La sillería coral supone un bello conjunto de estilo mudéjar, realizado en dos fases diferentes. Se compone de 71 sillas (43 altas y 28 bajas) y un banco, realizadas en madera de nogal. El mueble procede en parte de la antigua catedral románica, realizado en 1489, muy poco antes de comenzar la obra nueva. Sabemos que ocupaba toda la nave central de la vieja construcción. La obra original corresponde al frontal y a los medios laterales. Será cuando se instale en la nueva construcción cuando se complete (1514) de mano del tallista Martín de Ayala. En 1560 se le añadirá una crestería con estatuillas de santos, obra de Francisco Pérez.
La silla episcopal ocupa el centro del tramo frontal, escoltada por la silla del deán (que alberga la inscripción que data la obra) y la del chantre. Se decora con un Salvador de pie, sosteniendo el mundo con una mano y bendiciendo con la otra. Se cubre con un doselete de estilo gótico. El resto de sillas, tanto las antiguas como las de la ampliación de Ayala con paños geométricos mudéjares, todos diferentes. Rematan el conjunto en los extremos los sitiales destinados a los duques de Alba, señores de la ciudad, que se encuentran a la misma altura que el del obispo. En el centro del conjunto se encuentra un facistol barroco.
El muro que cierra el coro es una obra renacentista de Michel de Villarreal, realizado durante la primera mitad del siglo XVI y sufragado por el deán Gaspar de Bardales. Lo cierra una magnífica reja, realizada por el maestro Hugo de Ras y decorada con el escudo del obispo Juan Ortega Bravo de Laguna en el cuerpo central. Escoltando la reja se encuentran dos ménsulas decoradas con putti y con el escudo del Cabildo. Originalmente servían como reclinatorio de los duques de Alba (cuyos sitiales se sitúan detrás de ellas), hasta que en el s. XVIII se decidió ocuparlas con sendas esculturas de Moisés y David.
El muro contempla dos puertecillas laterales adinteladas, rematadas con el escudo capitular. En el trascoro presenta una tribuna para músicos, debajo de la cual se sitúa un ratablillo barroco con la Virgen del Rosario. Escoltan el retablo cuatro esculturas pétreas de San Pedro, San Pablo, San Andrés y Santiago el Mayor, en ménsulas y bajo doseletes. Sobre el retablo se encuentra el escudo del deán Bardales, donante de la obra."
Remata el conjunto el grupo de la Sexta Angustia, con la Virgen sosteniendo a Cristo muerto al pie de la Cruz. Sobre él campea el escudo del donante de la obra. Todas las esculturas fueron realizadas en el mismo año que el retablo por Alejandro Carnicero y policromadas por Eugenio Piti.
También se encuentran en la capilla mayor los sepulcros orantes de los obispos Pedro Ximénez de Préxamo y Pedro García de Galarza. El primero, de aire gótico, presenta una doble arcada rematada por un arco conopial. El proyecto original presentaba al obispo arrodillado en uno de los arcos y un sagrario en el otro. Hoy se conserva tan solo la escultura orante del obispo, dispuesta en el nicho opuesto a su ubicación original. El orante representa al obispo en su vejez, revestido para decir misa y tocado con mitra enjoyada. El conjunto es obra de Copín de Holanda, escultor de los Reyes Católicos, debido a la gran amistad del obispo con el Cardenal Cisneros.
El sepulcro del obispo Galarza supone una obra de pleno Renacimiento. Proyectado por el arquitecto Juan Bravo y el escultor Lucas Mitata se articula mediante un arco de medio punto coronado por un frontón partido. El arco, escoltado por dos pilastras acanaladas, acoge a la estatua orante del obispo, frente a un atril ricamente decorado sobre el que descansa un libro y la mitra episcopal. Es de reseñar la fuerza de la estatua, que contrasta con la fragilidad que desprende la de su compañero anteriormente reseñada. El sepulcro es una obra de 1596 y originalmente se cerraba con una reja de la que solo se conserva un fragmento del friso en madera.
La capilla mayor cobija, además dos atriles con forma de águila realizados en el s. XVI y el banco de autoridades, sobre el muro del Evangelio, del siglo XVII. De las paredes cuelgan dos lámparas de plata coetáneas del retablo, que penden de dos palomillas de hierro forjado y dorado, realizadas por Cayetano Polo y rematadas por sendos pavos reales. Acompañan a las lámparas cuatro lienzos de notable calidad. Arcángel Gabriel y Virgen con el Niño (ambos de aires muy manieristas), sobre el Evangelio y Cristo Crucificado y Crucificado con San Francisco y Santa Rosa (estos dos plenamente barrocos), sobre la Epístola.
La capilla mayor se cierra con una reja renacentista, reformada durante el siglo XVIII. Se articula mediante cinco cuerpos separados por pilastrillas y barrotes abalaustrados en verde y dorado. Originalmente tenía tres cuerpos y remate, pero durante el pontificado de Juan José García Álvaro fue desmontada y reducida a su primer cuerpo, realizando un coronamiento nuevo con las armas del obispo, así como nuevos tornavoces y reformas en las puertas y los púlpitos, para dar unidad al conjunto. En el museo se conserva la traza original."
Gracias por su aportación a ; Historia de Coria #historiadecoria
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