martes, 12 de diciembre de 2023

19/05/2023 Cádiz. Casino Gaditano (Casa Palacio del marqués del Pedroso) II: Interior

En el espectacular patio interior, de estilo neomudéjar, del que fue el Casino Gaditano, se encuentra actualmente el Restaurante Mimu

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"El Casino Gaditano: su sociedad y el inmueble

  • El autor ofrece un pormenorizado recorrido por la trayectoria de una histórica entidad de Cádiz y por las transformaciones del emblemático edificio que ocupa en la actualid

Joaquín Miguel Bonnemaison Correas

En este artículo se va abordar el recorrido vital de la sociedad que conocemos como del Casino Gaditano y, por supuesto, la del inmueble que ha sido su sede, ubicado en la esquina de la plaza de San Antonio con Veedor. En los títulos de propiedad se puede comprobar cómo el inmueble fue comprado a 15 de marzo de 1672 por Pedro Colarte y Dowers, I marqués de Pedroso, quien fuera antepasado de Félix Colarte que eventualmente vendería el edificio a los miembros de la sociedad del Casino Gaditano en 1848. Pero volviendo a los tiempos originarios de la compra del inmueble, en 1672, cabe destacar cómo en este momento esta zona de la actual plaza de San Antonio se estaba empezando a urbanizar sobre unos campos que, como ya muchos sabréis, se conocían como de la Jara.

Ahora volvamos sobre el edificio que nos ocupa y demos el salto al siglo XVIII que fue el de máximo esplendor comercial para Cádiz, desarrollándose sociedades como la de la famosa Casa de la Camorra (Casino Francés), conocida gracias a la labor del doctor Juan Antonio Vila. Esta clase de sociedades precursoras de los futuros casinos y ateneos estaban integradas por caballeros pertenecientes a la alta burguesía, también por miembros de la no muy abundante nobleza gaditana y no pocos extranjeros de renombre que acudían a la casa con el fin de leer la prensa, comentar los asuntos de la actualidad política y más específicamente para tratar sobre las cuestiones relacionadas con la actividad comercial, además de dedicar su tiempo a diversos pasatiempos como fumar, tomar café y chocolate, leer los libros de su inmensa biblioteca y jugar al billar, tal y como refieren los viajeros Antonio Ponz en 1792 y el germano August Fischer en agosto de 1798. De este periodo tenemos imágenes del inmueble del futuro Casino Gaditano en la famosa Maqueta de Cádiz de 1777-79, presentando la fachada del edificio las características propias de un caserón barroco típicamente gaditano, sin las pilastras ni decoraciones isabelinas que conocemos hoy en día.

Volviendo sobre la Casa de la Camorra cabe destacar cómo se produjo su definitivo cierre durante la Guerra de la Independencia como consecuencia del rechazo a todo lo francés. Este acontecimiento abriría las puertas a la inauguración de un nuevo casino en un edificio ubicado en la esquina de las actuales calles Columela y José del Toro en 1836, el cual hoy ya no existe. Por otro lado, durante estos años la casa que terminaría siendo la sede actual y definitiva del Casino Gaditano había pertenecido a Tomás Isturiz, quien participó como diputado en las Cortes de Cádiz, siendo este edificio centro de conjuras liberales durante los turbulentos tiempos del Trienio Liberal.

Continuando ahora con el referido casino provisional de 1836, cabe destacar que la sociedad del Casino Gaditano quedó inaugurada el 27 de octubre de 1844 en la Sala de Juntas de la Academia Nacional de Bellas Artes (actual Museo de Cádiz), con Plácido García como presidente elegido y miembros del nivel de Antonio de la Mora, Juan Antonio Aramburu, el marqués de Casa Recaño, Rafael de Solís o José de Abarzuza. A partir de este momento los socios de esta institución pagarían una cuota de forma que con el paso del tiempo pasarían de la condición de socios transeúntes a ser socios de número, es decir, de pleno derecho. Eventualmente y debido a lo reducido del espacio de este inmueble se decidió venderlo en 1848, lo que llevaría a los miembros a reunirse para buscar un edificio más espacioso, siendo escogida la casa del mencionado Félix Colarte, quien se marchaba a Madrid; es decir, su sede definitiva y actual. Es en este momento cuando el edificio sufre su primera reforma de importancia de la mano del arquitecto Carlos Requejo, siendo los principales cambios los siguientes: el retirado de una cestería que existía en la planta baja, la resolución de un problema de inestabilidad existente en los muros, el empapelado del patio central con papel chino y la instalación de una hermosa fuente de mármol en su centro que podía colocarse y retirarse a voluntad. El resultado de esta reforma en el patio la podemos observar claramente en uno de los magníficos grabados de Gratry del Nomenclátor de Adolfo de Castro editado en 1857, pudiéndose observar un típico patio gaditano con sus columnas de mármol y hermosas decoraciones al estilo isabelino, consistentes en colgaduras de seda, preciosas esculturas clásicas de mármol, así como unas magníficas lámparas.

La siguiente transformación de importancia fue llevada a cabo por Juan de la Vega en 1857, quien reformó la fachada del edificio al estilo isabelino por medio de pilastras jónicas que redujeron el número de ventanas y otras decoraciones renacentistas. Todo en consonancia con el proyecto de transformación de la inmediata plaza de la Constitución al estilo academicista de la época. Todos estos elementos se pueden apreciar en otro magnífico grabado del Nomenclátor. Por otro lado, en una magnífica fotografía anónima de aproximadamente 1868 se puede apreciar el resultado final en la fachada del Casino, en compañía de otros edificios singulares como el de la famosa Banca Aramburu, todavía con su fachada original al estilo gaditano y el actual edificio de la UNED que contaba con unas enormes torres miradores hoy desaparecidas. En estos años de la década de 1850 estableció el Casino un hospital de sangre destinado a los soldados heridos en la Guerra de África, acudiendo también en auxilio del pueblo durante una terrible epidemia de cólera tal y como revela la Revista de Festejos de 1884, mostrando así también su carácter caritativo.

El siguiente acontecimiento de relevancia para el Casino se daría durante la visita de la Reina Isabel II y su familia a Cádiz en el mes de septiembre de 1862. De esta forma, en una lluviosa mañana del 27 de ese mismo mes acudieron a un baile organizado en su honor por el Casino Gaditano, siendo el número de asistentes de nada menos que 1.200 personas y estando el edificio engalanado con magníficos exornos e iluminaciones, destacando los cuatro preciosos salones de la primera planta donde se bailó. En recuerdo de aquella visita se erigió un medallón expuesto al público que sería retirado durante los años turbulentos de la Revolución Gloriosa de 1868 por motivos obvios, estando este exhibido hoy en uno de los comedores del patio principal. También en aquellos años instalaría el Casino su preciosa caseta en el Paseo de las Delicias (actual Parque Genovés) durante la celebración de la Velada de los Ángeles, siendo de las más hermosas y mejor iluminadas.

En este punto intermedio sería interesante mencionar a una serie de viajeros de estos años del siglo XIX, como el periodista ruso Vasili Botkin, el famoso escritor danés Andersen y el político italiano Adolfo de Foresta amén de muchos más, quienes destacaron la magnífica biblioteca del Casino Gaditano, que contaba con los mejores libros y todos los periódicos nacionales e internacionales.

De esta manera llegamos a la que sería la última y más importante reforma de este edificio, cuando entre 1889 y 1893 se llevaría a cabo la transformación del patio central al estilo neomudéjar. Primeramente se llevaron a cabo las obras de estucado y azulejería por la empresa de los Hermanos Pelli bajo la supervisión del marqués de Recaño, quien era un experto en arte árabe. Se siguió con las obras de carpintería que estaban destinadas a lograr los engaños visuales propios del arte oriental en las decoraciones, además de en el mobiliario y en la magnífica sala de billares. En una fase ya avanzada del proceso, el presidente Rafael de la Viesca planteó a los socios más entendidos en cuestiones artísticas como Adolfo del Castillo, director de la Academia de Bellas Artes, y el distinguido pintor gaditano Salvador Viniegra, entre otras personalidades, acerca de la conveniencia de pintar los elementos decorativos, siendo la respuesta de estos afirmativa, pues se habían basado en ejemplos como la Alhambra de Granada y la Mezquita de Córdoba. También cabe destacar un encargo realizado a los Astilleros Vea-Murguía, que consistía en unas lámparas de fundición al estilo árabe, las cuales se pueden apreciar en las antiguas postales y fotografías de aquellos años, conservándose en la actualidad. Por último, cabe destacar la introducción de la luz eléctrica en el edificio, pese a su elevado coste, utilizándose en compañía del viejo gas, el cual producía ciertos daños en el mobiliario. De este modo las obras quedarían concluidas en 1893, restando como testimonio un magnífico grabado basado en una fotografía de Rocafull que ilustra un artículo de la Ilustración Española y Americana de 1895, con motivo de una fiesta celebrada en el Casino para honrar la botadura del acorazado de guerra ‘Emperador Carlos V’.

Quería finalizar este artículo con una preciosa tarjeta de visita dirigida a la Escuadra Francesa del Norte a 23 de junio de 1899, cuando recaló en Cádiz, en la que se invitaba a sus tripulantes a un magnífico baile y a un delicioso festín compuesto por los más sutiles platos franceses, vinos, refrescos, dulces y helados. De este modo dejo las puertas abiertas para un futuro artículo sobre los acontecimientos que el siglo XX habría de traer, y aprovecho para denunciar el estado de abandono en que este magnífico edificio ha estado por tanto y tantos años. " 

Ver:https://www.diariodecadiz.es/cadiz/Casino-Gaditano-sociedad-inmueble-historia-cadiz_0_1836416885.html

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