Eusebi Güell, se embarcó en un diseño atrevido para el complejo
industrial, y en la investigación constructiva se implicó al arquitecto
Rafael Guastavino, que optó por combinar el cemento portland y el
ladrillo plano (un sistema que él mismo había patentado en Estados
Unidos, llevando la bóveda catalana a nuevos horizontes
internacionales). La construcción del edificio debía ser fácil, rápida y
económica, y debía aprovecharse al máximo la potencia hidráulica de los
saltos de agua del nacimiento del río Llobregat. Debido a las
condiciones inhóspitas del invierno de esta zona, la construcción debía
cubrir todo el espacio ocupado por la maquinaria.
Se construyó entre 1901 y 1904 con piedra caliza de la zona, y es una
obra arquitectónica singular de primera magnitud, con un impresionante
estilo modernista. El conjunto presenta una estructura espectacular, ya
que se optó por una construcción en forma de cascada desde la cantera
hasta el nivel del tren, adaptándose al desnivel del terreno con el fin
de aprovechar la fuerza de la gravedad en el proceso de producción del
cemento. Se optó por bóvedas de ladrillo de plano que se apoyaban sobre
estructuras metálica, precisamente la singularidad de la fachada, se
debe a la forma de las bóvedas. La dificultad de acceso supuso la
utilización de diversos sistemas para hacer llegar los materiales y toda
la maquinaria necesaria proveniente de Estados Unidos para poner en
funcionamiento la fábrica. La construcción de la fábrica y toda la
infraestructura de Asland fue una obra heroica.
El primer medio de transporte que los promotores utilizaron fue el
singular locomóvil. Se trataba de un tren de vapor de carretera con seis
vagones, traído de California. Llegó en 1902, y empezó a realizar el
trayecto entre Olvan-Cal Rosal y la fábrica, un viaje de 40 kilómetros
que hacía en 10 horas. Una vez inaugurada la fábrica, en 1904, el
ferrocarril llegó a Guardiola de Berguedà, pero quedaban varios
kilómetros hasta la fábrica. La empresa Asland construyó un tren
secundario para el transporte de los sacos de cemento, llamado
popularmente “carrilet”, ya que fue el menor de los ferrocarriles de uso
público del Estado español. Con un ancho de vía de 60 cm, conectó con
la red de Guardiola de Berguedà. Fue necesario volar miles de metros
cúbicos de roca y construir dos puentes sobre el Llobregat, evitando el
trazado las rampas fuertes. Un teleférico unía las minas de carbón del
Catllaràs, en lo alto de La Pobla de Lillet que disponía de un apeadero,
y del apeadero, con el tren, llegaba a la fábrica. El ferrocarril,
pues, fue la solución final para conectar la fábrica con el resto del
mundo.
Antes de la construcción del carrilet, los obreros iban caminando
hasta el Clot del Moro desde La Pobla de Lillet y desde Castellar de
n'Hug, pero la aislada ubicación de la fábrica hizo necesaria la
construcción de una pequeña colonia para los altos cargos de la empresa.
En el Chalet Güell, obra de los arquitectos Lluis Homs Moncusí y
Eduardo Farrés Puig, se hospedaba el director de la empresa y las
visitas de figuras ilustres a la fábrica (como el rey Alfonso XIII en
1909). Se construyó un cuartel para la guardia civil, para custodiar la
dinamita utilizada en las voladuras de la cantera, así como un bloque de
viviendas para los ingenieros americanos e ingleses que vivieron unos
años en el Clot del Moro para poner en marcha la fábrica. Este mismo
edificio se utilizaba como escuela, uno de los equipamientos más
emblemáticos de las colonias industriales catalanas, siguiendo la
tradición paternalista de ofrecer educación a los hijos de los
trabajadores. Antoni Gaudí, por encargo de Eusebi Güell, construyó el
Chalet de las minas de Catllaràs, destinado a los ingenieros y técnicos
de las minas de carbón. Unos años más tarde, en 1924, el director de
Asland encarga la construcción de una pequeña ermita inspirada en las
iglesias románicas pirenaicas, la Ermita de Sant Jaume en honor al
patrón de la fábrica.
Ya en 1909 se hizo una ampliación en la fábrica debido a la elevada
demanda de cemento portland Asland. Se adquiere un nuevo horno rotatorio
danés de la firma F.L. Smidht, con una capacidad de producción de 150
toneladas diarias, y dos años más tarde entró en funcionamiento un nuevo
horno de la casa americana Allis Chalmers, con una capacidad de
producción de 120 toneladas diarias, convirtiéndose en la primera
fábrica de toda la península en utilizar este tipo de horno rotatorio.
Con el aumento de la producción, se requiere también la construcción del
enorme depósito con contrafuertes para almacenar el clinker. Hacia
1914, se añadió una máquina de vapor para complementar las turbinas. La
gran chimenea fue conectada con todos los hornos y calderas haciendo que
la fábrica fuera autosuficiente energéticamente. El mismo año, además
del transporte de mercancías, el “carrilet” prestó servicio público de
viajeros, sacando del aislamiento la comarca del Alt Berguedà.
La historia de Asland sería incompleta sin mencionar la contribución de los trabajadores que han pasado por la fábrica.
Los últimos propietarios, la empresa Lafarge-Asland, vendieron la
fábrica a la Generalitat de Catalunya en 1996 por un precio simbólico de
498.000 pesetas (unos 3.000 euros). En 2002, abrió sus puertas el Museu
del Ciment de Castellar de n’Hug."
Ver: https://museuciment.cat/es/historia-2/
El Clot del Moro, ctra. de la Pobla de Lillet, km 8Fotos;: Rosa Maria Sales
Ver en 2021
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