"Anverso y reverso. Los edificios de viviendas Dubler Meyer y La Colmena
Iñaki Tarragó Ortiz
A mediados de la década de los años cuarenta del pasado siglo,
Francesc Mitjans inicia, por encargo de la familia Dubler Meyer, el
proyecto para un edificio de viviendas situado
en una de las esquinas del
cruce de la Ronda del General Mitre con la calle Balmes, en
Barcelona. Aproximadamente quince años después, el propio Mitjans se hará cargo del proyecto para la construcción de la Colmena, otro edificio de viviendas a escasos 500 m del anterior, en un solar, también en esquina,
situado en el cruce de la misma Ronda del General Mitre
con la calle Mandri.
Muchas son
las similitudes entre
ambos escenarios. Ambos forman el cruce con calles de similares características;
giran, en su extremo opuesto, hacia
calles de menor entidad; disponen de un perímetro de fachadasimilar y fuertes desniveles
entre susextremos.
La ciudad nos brinda pues una inmejorable
oportunidad para abordar el estudio comparado
de estos dos edificios, de condicionantes de
partida muy parecidos y con una
avenida, la del General Mitre, como
lugar en común. Su proximidad física ofrece, sin duda, un mayor aliciente al trabajo.
Los quince años que separan a ambos edificios
nos permiten además, incorporar el factor tiempo. A lo largo de estos años, Mitjans construyó sus edificios de viviendas más
relevantes y la evolución de su
lenguaje arquitectónico resulta palpable, como también la evolución de la Avenida del General Mitre.
Situémonos de inicio sobre la propia avenida para abordar a los edificios
desde su esfera más pública. Desde esta posición, el lenguaje arquitectónico que los reviste influye definitivamente en la sensación de que la distancia arquitectónica que los separa es mucho
mayor que la estrictamente
urbana.
El edificio Dubler Meyer forma
parte del conjunto de
viviendas que Mitjans realizó, de forma casi
simultánea, con posterioridad a la
experiencia de la calle Amigó
y para los que recuperó el uso del lenguaje clásico con el que se sentía más cómodo para vestir
a las fachadas de dichos edificios, emplazados todos
en zonas de la ciudad de mayor carácter urbano. La Colmena por su parte, tiene un referente directo en el edificio de viviendas y talleres para la empresa Seida, que Mitjans empieza poco antes, en el cruce de General Mitre con
la Avenida de Sarriá. La
Seida puede considerarse como el primer y más significativo de los edificios que marcaran la segunda mitad de su carrera. Edificios de mayor dimensión, que ya no tienen como promotor a pequeños propietarios sino a empresas que permiten a Mitjans actuar con un mayor grado de libertady alejarse definitivamente
del uso del
lenguaje clásico. La nueva vivienda en pinta ensayada, que recorta su fachada posterior generando andronas abiertas en substitución de los clásicos patios, será prácticamente la que Mitjans reproduzca posteriormente en la
Colmena.
Las fachadas del edificio
Dubler
Meyer -como las del resto del grupo de edificios de sus mismas
características- se componen con un orden extremadamente calculado que, a la vez que reconoce al entorno urbano que le rodea, no admite ningún tipo de relación con el interior de sus viviendas. Mitjans teje una pauta regular mediante huecos de fachada que homogeneizan su dimensión y se reparten uniformemente a lo largo de los casi cien metros
de perímetro de fachada de
ladrillo rojizo, de forma que resulta
imposible deducir el tipo de estancia que
se encuentra detrás de cada uno de
ellos. Mantiene la primera crujía de las
viviendas de un ancho constante de
cuatro metros, que ocupa con dormitorios,
salas de estar, comedores o estudios
según las necesidades. Piezas de características similares que le permiten el
buen reparto de las aberturas y girar
por completo la disposición de algunas de las viviendas en busca del mejor asoleo sin que ello repercuta para nada en fachada. Garantizado el orden, serán
las pilastras y cornisas de aplacado de piedra blanca las que aporten proporción al edificio. Las primeras suponen la referencia vertical.Por un lado remarcan las aristas de los pliegues del edificio en sus diferentes giros, enfatizando así la idea de planos más que la de volumen, por el otro, favorecen el ajuste visual de la
dimensión del edificio a la de sus colindantes. La referencia horizontal la aportan las diferentes cornisas
que dividen al edificio en tres partes claramente diferenciadas.
Destacan en especial la superior y la inferior por ser los
elementos que aportan cierto relieve al conjunto de la fachada pero también la intermedia que, de forma elegante actúa de transición
entre las dos alturas que lo
regulan; la de la calle Balmes y la de la
propia avenidadel General Mitre.
El zócalo, formado por la planta baja y el entresuelo, adopta una altura media de aproximadamente 5 metros, similar a la de los árboles de la avenida -si bien actualmente no existen, si aparecen dibujados en las diferentes vistas
que dibuja para el proyecto- lo que
permite
al edi fico asimilar la diferencia de cota entre los extremos del solar sin variar La
directriz horizontal de su cornisa. Su condición de basamento, de soporte, se
enfatiza por el uso del aplacado de piedra. El plano de fachada se retrasa aquí
50cm, dejando al descubierto unas semipilastras que mantienen la correspondencia con
las superiores pero que se doblan para remarcar los puntos de acceso al
edificio. Las pilastras arrojan cierta sombra sobre el plano retrasado de
fachada, lo cual provoca una sensación de relieve y de falso sustento del cuerpo
central.
El edificio de la Colmena por su parte, juega un
papel urbano muy diferente. La incorporación de las terrazas desdobla el plano
de fachada y le da grosor; profundidad. Su límite exterior lo conforman
elementos de presencia ligera como el propio canto de los forjados, la barandilla
de barrotes metálicos y los elementos de protección solar, cuyos mástiles
de soporte actúan, a su vez, a modo de directrices de un cilindro que al ritmo
de los pilares de la estructura, suavizan el giro del edificio eliminando aristas.
En un segundo plano, el muro de fachada, parcialmente oculto, se permite cierta
relajación formal e incluso se retranquea levemente para adaptar la
dimensión de la terraza a la actividad de la pieza de la vivienda a la que sirve.
Las terrazas por su parte se convierten en
espacios intermedios entre el interior de la vivienda y su entorno urbano, espacios de
relación en los que se lleva a cabo parte de la actividad de la casa.
Elementos del mobiliario como sillas, mesas y
butacas ocupan estos espacios y convierten con ello a las fachadas, en
elementos de alto dinamismo. El contrapunto cromático de los toldos amarillos,
en ocasiones abiertos, a medio abrir o sencillamente cerrados, enfatizan aún
más el carácter cambiante de la fachada. Mitjans, retrasa tres metros el
plano de alineación de la fachada para así poder incorporar al cuerpo central
del edificio la planta ático, obligada por normativa a retrasarse justamente
tres metros respecto al plano de alineación a la calle. Con esta operación consigue
por un lado, mejorar la proporción del cuerpo central del edifico con respecto
al zócalo y por otro, darle a la acera una mayor dimensión, más acorde con la
proporción de la avenida del General Mitre. El zócalo por su parte, se
mantiene alineado con el plano retrasado del cierre de fachada. Al igual que en
Dubler Meyer, engloba a la planta baja y entresuelo y su altura varia al ritmo que
lo hace la propia avenida. Sin embargo su función es significativamente diferente.
Las falsas pilastras del ediicio Dubler Meyer se substituyen aquí por el
ritmo estructural constante de los propios pilares de soporte del edificio. El
basamento pétreo aquí se diluye mediante una piel de cierre claramente acristalada,
que permite entrever el interior de comercios y accesos al edificio y abraza a
los pilares excepto en los puntos de accesos al edi fico en los que se retrasa
dejándolos exentos, enfatizando así la desconexión entre piel y estructura. La
marcada sombra que el cuerpo de terrazas en vuelo arroja sobre el zócalo y la
tonalidad oscura de la piedra con la que Mitjans aplaca a los pilares, provocan
el efecto visual de su desaparición. Si en el edificio Dubler Meyer, el zócalo
asumía sin complejos el papel de sustento del edificio y garante de su prestancia
urbana, en la Colmena, tiende a lo contrario. Desaparece entre las sombras
del cuerpo central del edificio, enfatizado su rotundidad geométrica e incluso
volumétrica y otorgándole todo el protagonismo urbano.
Rodeemos sin embargo al edificio Dubler
Meyer para colocarnos en la calle Atenas, mirando de frente a su fachada sur.
Ante nosotros tenemos ahora un edificio completamente diferente. Sin que nada
de lo anterior quede en entredicho, lo cierto es que la imagen del edificio
resulta completamente opuesta a la de su lado norte. Desde esta nueva posición, mirándolo ahora sí según la misma
orientación sur en la que se encuentra el de la Colmena, constatamos como la
distancia arquitectónica entre ambos edificios se acorta enormemente. La fachada
se relaja, se pliega sobre sí misma buscando ganar perímetro, se despoja
de todo ornamento y pasa a adoptar un orden claramente horizontal gracias a
sus terrazas de antepecho opaco y a las marcadas líneas de sombra que el plano
de fachada retrasado genera. Haciendo un ejercicio de papiroflexia
para desplegar al edificio y volverlo a plegar en sentido opuesto, podría
darnos incluso la sensación de estar viendo al edificio de la Colmena si
Mitjans lo hubiera proyectado quince años antes. La idea no resulta descabellada si nos fijamos
en el edificio de la calle Mandri nº2-6, también de Mitjans
Esta dualidad no es exclusiva del edificio
Dubler Meyer -se repite en mayor o menor medida en otros edificios en los
que Mitjans apuesta por el lenguaje clásico para vestir su fachada principal-.
Aquí sin embargo el arquitecto enfatiza el hecho hasta tal punto, que bien
parece querer dejar constancia, de las dos formas radicalmente opuestas en las
que el edificio se relaciona con su entorno. Ambas fachadas se pliegan para
encontrarse en el punto medio del giro del edificio con la calle Atenas. La costura
resultante, sin duda resulta la forma más grá fica de resumir la arquitectura de
Francesc Mitjans.
Los modelos de vivienda que Mitjans plantea
tanto para el edificio Dubler Meyer como posteriormente para la Colmena,
resultan extremadamente próximos entre sí y responden sin duda, a la evolución de
las lecciones aprendidas en el edificio de la calle Amigó. El sistema de pliegues
incorporados en la fachada posterior de la Colmena para la búsqueda de mayor perímetro de luz y
ventilación en substitución de los
tradicionales patios, mejoran sin duda las
prestaciones de la vivienda y es un claro
ejemplo de cómo, la adopción sin complejos
del lenguaje moderno en su obra, permitió a Francesc Mitjans conseguir sus mayores logros.
El lenguaje clásico con el que, arquitectos como MItjans,
revisten sus arquitecturas, entiende el orden como un
fin en sí mismo y condición
indispensable para la prestancia
urbana del edificio. Con ella es como el edificio
colabora a mejorar el entorno en el
que se inserta.
No admite pues, que las imperfecciones de su interior asomen en ningún momento y las esconde bajo el manto de un orden impostado, a menudo ajeno al real. Con la adopción del lenguaje moderno, estos arquitectos liberan a
sus edificios del corsé social y
les imponen un mayor compromiso
urbano. Los dos edificios que han centrado éste
estudio son un claro ejemplo. Su
adaptación a los constantes cambios
que la avenida del General Mitre que
les es común, ha sufrido a lo largo del
tiempo así lo demuestra. Mientras que para el edificio Dubler Meyer, el cambio de la avenida del boulevard de origen a la ronda actual apenas han supuesto dobles acristalados en sus ventanas difícilmente
apreciables, en la Colmena, cuyo grado de implicación urbano resulta mucho mayor, los cambios son mucho más drásticos
y apreciables: han desparecido las mesas, la sillas y las
butacas de las terrazas y con ellas el uso que de ellas se hacía. Sin
actividad, las terrazas se han convertido en espacio
inútil que los habitantes tienden a recuperar como parte del interior de su vivienda mediante un cierre acristalado. El magnífico espacio de transición que las terrazas ideadas por Mitjans suponían para la relación vivienda-ciudad se pierde y con él, uno de los mayores activos del edificio
Ver: https://upcommons.upc.edu/bitstream/handle/2117/77258/DPA31%20I%C3%B1aki%20Tarrago.pdf
Rda del General Mitre, 160-164 / C de Balmes, 367-369
Vistas aéreas: y fachada posterior Google Maps
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