martes, 5 de abril de 2022

26/01/2022 Edifici Dubler Meyer

"Anverso y reverso. Los edificios de viviendas Dubler Meyer y La Colmena

Iñaki Tarragó Ortiz 

A mediados de la década de los años cuarenta del pasado siglo, Francesc Mitjans inicia, por encargo de la familia Dubler Meyer, el proyecto para un edificio de viviendas situado en una de las esquinas del cruce de la Ronda del General Mitre con la calle Balmes, en Barcelona. Aproximadamente quince años después, el propio Mitjans se hará cargo del proyecto para la construcción de la Colmena, otro edificio de viviendas a escasos 500 m del anterior, en un solar, también en esquina, situado en el cruce de la misma Ronda del General Mitre con la calle Mandri.
Muchas son las similitudes entre ambos escenarios. Ambos forman el cruce con calles de similares características; giran, en su extremo opuesto, hacia calles de menor entidad; disponen de un perímetro de fachadasimilar y fuertes desniveles entre susextremos.
La ciudad nos brinda pues una inmejorable oportunidad para abordar el estudio comparado de estos dos edificios, de condicionantes de partida muy parecidos y con una avenida, la del General Mitre, como lugar en común. Su proximidad física ofrece, sin duda, un mayor aliciente al trabajo.
Los quince años que separan a ambos edificios nos permiten además, incorporar el factor tiempo. A lo largo de estos años, Mitjans construyó sus edificios de viviendas más relevantes y la evolución de su lenguaje arquitectónico resulta palpable, como también la evolución de la Avenida del General Mitre.
Situémonos de inicio sobre la propia avenida para abordar a los edificios desde su esfera más pública. Desde esta posición, el lenguaje arquitectónico que los reviste influye definitivamente en la sensación de que la distancia arquitectónica que los separa es mucho mayor que la estrictamente urbana.
El edificio Dubler Meyer forma parte del conjunto de viviendas que Mitjans realizó, de forma casi simultánea, con posterioridad a la experiencia de la calle Amigó y para los que recuperó el uso del lenguaje clásico con el que se sentía más cómodo para vestir a las fachadas de dichos edificios, emplazados todos en zonas de la ciudad de mayor carácter urbano. La Colmena por su parte, tiene un referente directo en el edificio de viviendas y talleres para la empresa Seida, que Mitjans empieza poco antes, en el cruce de General Mitre con la Avenida de Sarriá. La Seida puede considerarse como el primer y más significativo de los edificios que marcaran la segunda mitad de su carrera. Edificios de mayor dimensión, que ya no tienen como promotor a pequeños propietarios sino a empresas que permiten a Mitjans actuar con un mayor grado de libertady alejarse definitivamente del uso del
lenguaje clásico. La nueva vivienda en pinta ensayada, que recorta su fachada posterior generando andronas abiertas en substitución de los clásicos patios, será prácticamente la que Mitjans reproduzca posteriormente en la Colmena.
Las fachadas del edificio Dubler Meyer -como las del resto del grupo de edificios de sus mismas características- se componen con un orden extremadamente calculado que, a la vez que reconoce al entorno urbano que le rodea, no admite ningún tipo de relación con el interior de sus viviendas. Mitjans teje una pauta regular mediante huecos de fachada que homogeneizan su dimensión y se reparten uniformemente a lo largo de los casi cien metros de perímetro de fachada de ladrillo rojizo, de forma que resulta imposible deducir el tipo de estancia que se encuentra detrás de cada uno de ellos. Mantiene la primera crujía de las viviendas de un ancho constante de cuatro metros, que ocupa con dormitorios, salas de estar, comedores o estudios según las necesidades. Piezas de características similares que le permiten el buen reparto de las aberturas y girar por completo la disposición de algunas de las viviendas en busca del mejor asoleo sin que ello repercuta para nada en fachada. Garantizado el orden, serán las pilastras y cornisas de aplacado de piedra blanca las que aporten proporción al edificio. Las primeras suponen la referencia vertical.Por un lado remarcan las aristas de los pliegues del edificio en sus diferentes giros, enfatizando así la idea de planos más que la de volumen, por el otro, favorecen el ajuste visual de la dimensión del edificio a la de sus colindantes. La referencia horizontal la aportan las diferentes cornisas que dividen al edificio en tres partes claramente diferenciadas.
Destacan en especial la superior y la inferior por ser los elementos que aportan cierto relieve al conjunto de la fachada pero también la intermedia que, de forma elegante actúa de transición entre las dos alturas que lo regulan; la de la calle Balmes y la de la propia avenidadel General Mitre.
El zócalo, formado por la planta baja y el entresuelo, adopta una altura media de aproximadamente 5 metros, similar a la de los árboles de la avenida -si bien actualmente no existen, si aparecen dibujados en las diferentes vistas que dibuja para el proyecto- lo que permite al edi fico asimilar la diferencia de cota entre los extremos del solar sin variar La directriz horizontal de su cornisa. Su condición de basamento, de soporte, se enfatiza por el uso del aplacado de piedra. El plano de fachada se retrasa aquí 50cm, dejando al descubierto unas semipilastras que mantienen la correspondencia con las superiores pero que se doblan para remarcar los puntos de acceso al edificio. Las pilastras arrojan cierta sombra sobre el plano retrasado de fachada, lo cual provoca una sensación de relieve y de falso sustento del cuerpo central.
El edificio de la Colmena por su parte, juega un papel urbano muy diferente. La incorporación de las terrazas desdobla el plano de fachada y le da grosor; profundidad. Su límite exterior lo conforman elementos de presencia ligera como el propio canto de los forjados, la barandilla de barrotes metálicos y los elementos de protección solar, cuyos mástiles de soporte actúan, a su vez, a modo de directrices de un cilindro que al ritmo de los pilares de la estructura, suavizan el giro del edificio eliminando aristas. En un segundo plano, el muro de fachada, parcialmente oculto, se permite cierta relajación formal e incluso se retranquea levemente para adaptar la dimensión de la terraza a la actividad de la pieza de la vivienda a la que sirve.
Las terrazas por su parte se convierten en espacios intermedios entre el interior de la vivienda y su entorno urbano, espacios de relación en los que se lleva a cabo parte de la actividad de la casa.
Elementos del mobiliario como sillas, mesas y butacas ocupan estos espacios y convierten con ello a las fachadas, en elementos de alto dinamismo. El contrapunto cromático de los toldos amarillos, en ocasiones abiertos, a medio abrir o sencillamente cerrados, enfatizan aún más el carácter cambiante de la fachada. Mitjans, retrasa tres metros el plano de alineación de la fachada para así poder incorporar al cuerpo central del edificio la planta ático, obligada por normativa a retrasarse justamente tres metros respecto al plano de alineación a la calle. Con esta operación consigue por un lado, mejorar la proporción del cuerpo central del edifico con respecto al zócalo y por otro, darle a la acera una mayor dimensión, más acorde con la proporción de la avenida del General Mitre. El zócalo por su parte, se mantiene alineado con el plano retrasado del cierre de fachada. Al igual que en Dubler Meyer, engloba a la planta baja y entresuelo y su altura varia al ritmo que lo hace la propia avenida. Sin embargo su función es significativamente diferente. Las falsas pilastras del ediicio Dubler Meyer se substituyen aquí por el ritmo estructural constante de los propios pilares de soporte del edificio. El basamento pétreo aquí se diluye mediante una piel de cierre claramente acristalada, que permite entrever el interior de comercios y accesos al edificio y abraza a los pilares excepto en los puntos de accesos al edi fico en los que se retrasa dejándolos exentos, enfatizando así la desconexión entre piel y estructura. La marcada sombra que el cuerpo de terrazas en vuelo arroja sobre el zócalo y la tonalidad oscura de la piedra con la que Mitjans aplaca a los pilares, provocan el efecto visual de su desaparición. Si en el edificio Dubler Meyer, el zócalo asumía sin complejos el papel de sustento del edificio y garante de su prestancia urbana, en la Colmena, tiende a lo contrario. Desaparece entre las sombras del cuerpo central del edificio, enfatizado su rotundidad geométrica e incluso volumétrica y otorgándole todo el protagonismo urbano.
Rodeemos sin embargo al edificio Dubler Meyer para colocarnos en la calle Atenas, mirando de frente a su fachada sur. Ante nosotros tenemos ahora un edificio completamente diferente. Sin que nada de lo anterior quede en entredicho, lo cierto es que la imagen del edificio resulta completamente opuesta a la de su lado norte. Desde esta nueva posición, mirándolo ahora sí según la misma orientación sur en la que se encuentra el de la Colmena, constatamos como la distancia arquitectónica entre ambos edificios se acorta enormemente. La fachada se relaja, se pliega sobre sí misma buscando ganar perímetro, se despoja de todo ornamento y pasa a adoptar un orden claramente horizontal gracias a sus terrazas de antepecho opaco y a las marcadas líneas de sombra que el plano de fachada retrasado genera. Haciendo un ejercicio de papiroflexia para desplegar al edificio y volverlo a plegar en sentido opuesto, podría darnos incluso la sensación de estar viendo al edificio de la Colmena si Mitjans lo hubiera proyectado quince años antes. La idea no resulta descabellada si nos fijamos en el edificio de la calle Mandri nº2-6, también de Mitjans
Esta dualidad no es exclusiva del edificio Dubler Meyer -se repite en mayor o menor medida en otros edificios en los que Mitjans apuesta por el lenguaje clásico para vestir su fachada principal-. Aquí sin embargo el arquitecto enfatiza el hecho hasta tal punto, que bien parece querer dejar constancia, de las dos formas radicalmente opuestas en las que el edificio se relaciona con su entorno. Ambas fachadas se pliegan para encontrarse en el punto medio del giro del edificio con la calle Atenas. La costura resultante, sin duda resulta la forma más grá fica de resumir la arquitectura de Francesc Mitjans.
Los modelos de vivienda que Mitjans plantea tanto para el edificio Dubler Meyer como posteriormente para la Colmena, resultan extremadamente próximos entre sí y responden sin duda, a la evolución de las lecciones aprendidas en el edificio de la calle Amigó. El sistema de pliegues incorporados en la fachada posterior de la Colmena para la búsqueda de mayor perímetro de luz y ventilación en substitución de los tradicionales patios, mejoran sin duda las prestaciones de la vivienda y es un claro ejemplo de cómo, la adopción sin complejos del lenguaje moderno en su obra, permitió a Francesc Mitjans conseguir sus mayores logros.
El lenguaje clásico con el que, arquitectos como MItjans, revisten sus arquitecturas, entiende el orden como un fin en sí mismo y condición indispensable para la prestancia urbana del edificio. Con ella es como el edificio colabora a mejorar el entorno en el que se inserta.
No admite pues, que las imperfecciones de su interior asomen en ningún momento y las esconde bajo el manto de un orden impostado, a menudo ajeno al real. Con la adopción del lenguaje moderno, estos arquitectos liberan a sus edificios del corsé social y les imponen un mayor compromiso urbano. Los dos edificios que han centrado éste estudio son un claro ejemplo. Su adaptación a los constantes cambios que la avenida del General Mitre que les es común, ha sufrido a lo largo del tiempo así lo demuestra. Mientras que para el edificio Dubler Meyer, el cambio de la avenida del boulevard de origen a la ronda actual apenas han supuesto dobles acristalados en sus ventanas difícilmente apreciables, en la Colmena, cuyo grado de implicación urbano resulta mucho mayor, los cambios son mucho más drásticos y apreciables: han desparecido las mesas, la sillas y las butacas de las terrazas y con ellas el uso que de ellas se hacía. Sin actividad, las terrazas se han convertido en espacio inútil que los habitantes tienden a recuperar como parte del interior de su vivienda mediante un cierre acristalado. El magnífico espacio de transición que las terrazas ideadas por Mitjans suponían para la relación vivienda-ciudad se pierde y con él, uno de los mayores activos del edificio

 Ver: https://upcommons.upc.edu/bitstream/handle/2117/77258/DPA31%20I%C3%B1aki%20Tarrago.pdf

Rda del General Mitre, 160-164 / C de Balmes, 367-369


































Vistas aéreas: y fachada posterior Google Maps

 

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