1879
Mientras Gaudí estudiaba, colaboró como delineante con Josep Fontserè i Mestre en la reja de entrada del Parc de la Ciutadella
y al finalizar, el Ayuntamiento de Barcelona le encargó el diseño del
alumbrado público de dos plazas de la ciudad: la Plaza Real y Pla del
Palau.Un joven Gaudí recién licenciado como arquitecto realizó dos diseños diferentes, uno de farolas de seis brazos y otro de tres, ambas con lámparas de gas con base de piedra de las que se erige una columna de hierro forjado y bronce.
Las dos de la Plaza Real tienen seis brazos y se caracterizan por el colorido que presentan desde la base de piedra, donde Gaudí fijó un gran medallón de hierro con motivos florales. De él surge la columna de hierro fundido en cuya parte baja tiene una sutil ornamentación vegetal de hojas de hiedra. En la mitad de la columna ubicó un escudo de Barcelona y más arriba pequeñas ornamentaciones florales de color rojo justo debajo de los seis brazos que sostienen los faroles de cristal. La parte más original es, sin duda, el remate, con un caduceo con las dos serpientes y un casco alado, símbolos que aluden a Mercurio, el dios romano del comercio, actividad con la que Barcelona se identificaba en aquel momento, una ciudad muy comercial gracias al puerto situado cerca de la Plaza.
La sencillez planteada en estas farolas por Gaudí se atestigua en el proyecto presentado por él mismo al Ayuntamiento donde justifica además la elección de todos los materiales previstos en su realización:
“Hacer un candelabro de noble sencillez sin raquitismo, dando a cada parte la importancia que requiere y sujetándolo a cumplir estrictamente las necesidades con cuyo objeto ha sido creado: se ha seguido con un deber de formalidad la mayor franqueza en el uso de los materiales, dejándoles completamente vista su estructura y disposición, no pudiendo admitir, en absoluto, que una capa de color intentara la ilusión de materiales y objetos que no existen y que la intemperie se encarga continuamente de hacer desaparecer, mostrando el verdadero material a semejanza de la desnudez del mendigo vista entre harapos”.
A pesar de ser uno de los primeros proyectos de Gaudí, ya destaca su seguridad constructiva a juzgar por la mención que hace Gaudí a los pagos en el propio proyecto ejecutivo. Gaudí no propuso un sistema de pago de la obra a precio fijo o alzado, como se hacía en la época, sino al precio que saliera después de su colocación. De esta manera Gaudí estaba convencido que se gastaría menos de lo presupuestado: tres mil seiscientas cinco pesetas, imprevistos incluidos."
Ver: https://www.casabatllo.es/antoni-gaudi/obras/
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