sábado, 9 de agosto de 2025

31/07/2025 Martí-Codolar o la Granja Vella V: Los Jardines IV

¿Qué sentido tiene celebrar hoy día la figura de los indianos en Cataluña? Nostalgia imperial y blanqueamiento de la esclavitud 

Martín Rodrigo y Alharilla
Universitat Pompeu Fabra

"... Se aprecia, de hecho, como no hay referencia alguna a que el trabajo en las plantaciones de azúcar y de tabaco de Cuba recaía en las espaldas y en los brazos de personas esclavizadas. Lo mismo que el trabajo en la carga y descarga de mercancías de cualquier buque o, en general, el trabajo en cualquier otro tipo de actividad empresarial en la Isla. Nada se dice al respecto en esa reciente nota de difusión de la Fira d’Indians de Begur. Su tono y su contenido recuerda mucho a las notas necrológicas que aparecían en la prensa de Barcelona cada vez que fallecía uno de los indianos catalanes enriquecidos en Cuba durante el siglo XIX. Al morir, por ejemplo, a principios de 1852, Isidre Inglada Marqués, el Diario de Barcelona publicaba la siguiente nota: 

“En uno de los días de la última semana dejó de existir el Sr. D. Isidro Inglada, rico propietario y capitalista de esta capital. El señor Inglada había conseguido a fuerza de asiduidad, constancia y trabajo adquirir una considerable fortuna en nuestras Antillas y fue el primero de nuestros compatriotas que, hace ya muchos años, vino a establecerse en esta capital empleando una gran parte de sus caudales en la adquisición de fincas. Su ejemplo, que otros imitaron después, ha sido otra de las fuentes que han acrecentado la riqueza de Barcelona”.

Nada dijo el Diario de Barcelona de que Isidre Inglada había sido uno de los principales traficantes de esclavos de La Habana, en la década de 1810, llegando a despachar desde la capital cubana, al menos, 20 expediciones negreras a las costas de África. Un buen número de expediciones que llevaron a Cuba varios miles cautivos africanos que allí fueron esclavizados. Prefirieron resaltar, por el contrario, que su “considerable fortuna” se “había conseguido a fuerza de asiduidad, constancia y trabajo”. Igual que el éxito del imaginario indiano begurense Miquel Antich se debe, según vimos, a “su visión empresarial y energía”. Han pasado más de 170 años entre uno y otro apunte pero los términos de las dos notas son muy similares. También en Barcelona falleció Josep Canela Raventós, quien había sido, mientras residió en La Habana, uno de los socios principales, y de los directores, de la Empresa de Navegación y Comercio de la Costa Sur en la Isla de Cuba, firma que acreditó una intensa dedicación al tráfico ilegal de africanos esclavizados en la zona más occidental de Cuba, como ha mostrado un equipo de historiadores cubanos liderados por María del Carmen Barcia (Barcia, 2017). La nota publicada, tras su muerte, por la prensa catalana se limitaba a hablar de que el riquísimo Canela se había enriquecido en la Isla, sin entrar en detalles:

“El señor Canela había hecho su fortuna en la isla de Cuba y hace años residía en Barcelona, perteneciendo a numerosas sociedades de crédito. Actualmente era presidente del Crédito Mercantil y consejero suplente del Banco Hispano Colonial”

Otro riquísimo indiano, nacido y fallecido en Barcelona pero enriquecido también en Cuba, fue Tomás Ribalta Serra. Natural de la Barceloneta, Ribalta llegó a tener en propiedad hasta tres plantaciones de caña en Cuba: los ingenios Santa Teresa y Santo Tomás, en las cercanías de Sagua la Grande, y el ingenio Santa Marta, en la jurisdicción de Cienfuegos. Tres fincas cuyo trabajo recaía en centenares de mujeres y hombres esclavizados por su amo y propietario. Más aún, su sobrino Pau Freixas Ribalta había dirigido una factoría negrera en la desembocadura del rio Nunn, en la actual Nigeria, financiada probablemente por su tío Tomás (Nerín, 2015: 214-216). Ribalta regresó de Cuba en 1869 y pasó a vivir lujosamente en el Palau Marc, de su Barcelona natal, gracias a las rentas que recibía puntualmente desde la Isla (Rodrigo, 2007: 146-167). Veamos como anunciaron su fallecimiento dos periódicos diferentes, editados ambos en la capital catalana. Tanto La Vanguardia como el Diario de Barcelona ocultaron no sólo el carácter esclavista del difunto sino, incluso, el origen cubano de su fortuna:

“Ha fallecido en esta capital don Tomás Ribalta que poseía una de las primeras fortunas de España, habiendo contratado empréstitos con el gobierno. Disfrutaba de una renta de 2.000 duros diarios”.[6]

“Según nos ha dicho persona que puede estar bien enterada, se calcula en nueve millones de duros la fortuna que ha dejado el señor Ribalta. Entre las personas que heredarán cuantiosos capitales se cuentan […] algunas familias de marineros que habitan en el distrito de la Barceloneta y que tenían asimismo parentesco con el difunto millonario”.[7]

El blanqueamiento del origen de la fortuna (y de la propia figura) de los ricos indianos Inglada, Canela o Ribalta, así como el de muchos otros indianos catalanes enriquecidos en Cuba o en Puerto Rico no fue un fenómeno exclusivo del siglo XIX sino que siguió produciéndose en el siglo XX y ha seguido reproduciéndose en pleno siglo XXI. Lo sigue haciendo significativamente en las ferias de indianos."

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