"Conocí por primera vez la obra de Oriol Vilapuig en una exposición de la Fundación Sunyol del 2018 titulada «La nit sexual» (enlace). Me gustó muchísimo cómo la disposición de multitud de obras de diferentes formatos, técnicas y materiales creaban una instalación que cubría, como una fina piel, todas las salas del recinto y cuyo nexo común era el dibujo. Además, había un pequeño espacio donde el artista había colocado los libros y las imágenes que le habían servido de inspiración y que pude mirar detenidamente.
Es esta nueva exposición del MNAC, he encontrado todo aquello que me gustó de este artista, pero ampliado, ya que la instalación central, toda ella ubicada en una sola sala, crea una experiencia visual de 360 grados (a falta del cielo). Las obras están muy juntas y llegan hasta el techo y casi da la sensación de estar dentro de una ermita.
Casi todo son dibujos hechos con la técnica del frotagge (con diferentes tipos de carbón y grafito). El artista hace impresiones directas de elementos escultóricos y arquitectónicos de iglesias románicas. Intercaladas, hay otras obras de técnicas diversas y que yo diría que son interpretaciones surgidas de la propia experiencia del frotagge, haciendo referencia a la botánica o la geometría.
Me parece interesante la sensación de levedad de las obras, ya que son muy finas (me imagino que la exposición desmontada se podría guardar en un cajón) pero además, el hecho de que la mayoría de obras representen piedras, no hace más que acentuar lo translúcido del papel. Por otro lado, a pesar de la fragilidad que transmite la obra, ha tenido que ser un trabajo bastante físico por parte del artista. Además de recorrer los valles buscando los lugares idóneos y escoger los motivos, ha tenido que coger papel grande y fino (manila o cebolla) y mancharse las manos para frotar sobre esos trozos de historia hasta que la imagen se acabase revelando en el papel. Y es precisamente esta revelación la que uno percibe dentro de la sala, ya que las imágenes parecen rescatadas de una máquina del tiempo, de un viaje entre el presente y el pasado, superponiendo edades.
Es notable cómo se ha llenado el espacio de la sala, es decir, cuál ha sido el criterio compositivo y podría deducir que es por asociación formal, pero realmente, lo que creo es que el artista ha buscado expresamente que el espectador haga su propio collage, lo pone en ese lugar para que se trabaje mentalmente la conexión entre las obras y haga su propia obra a partir de los fragmentos. Lo digo porqué al entrar, uno se siente un poco perdido dentro del espacio, intentando retener todas las imágenes que ve y a medida que da vueltas, descubre otras nuevas, con lo que empieza a hacer asociaciones automáticas.
La sala central viene precedida por un video en el que se pueden ver muchas imágenes del archivo personal del artista en relación con el tema de la exposición. Una detrás de otra, con un ritmo que parece aleatorio, están enseñando, de nuevo, al espectador una manera de enlazar con la intuición sus propias imágenes y experiencias y de nuevo lo pone a pensar a través de algo que conoce, el arte medieval, los valles y las montañas"
Ver:https://tallerdepinturacreativa.com/tag/son-huellas-y-figuraciones-en-las-valls-daneu/
Ver: Visita guiada de Pepe Serra a "Son. Huellas y figuraciones en las Valls d'Àneu"
Ver también las partes 1,2 y 3
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