"Mausoleo de Jaume I (1909)
Ayuntamiento de Tarragona, plaza de la Font, 1
El monumento funerario a Jaume I es un reflejo del amor profundo de Lluís Domènech i Montaner por la historia de Cataluña y a dos de sus símbolos más importantes: Jaime I el Conquistador, y el Monasterio de Poblet. Durante el proceso de desamortización de 1835, cuando el Estado expropió muchos bienes a la Iglesia, el mausoleo real de Poblet donde estaban enterrados muchos de los condes de Barcelona y reyes de Aragón, fue profanado. Para proteger los restos, estos fueron escondidos en varios lugares hasta que se guardaron en la Catedral de Tarragona. En 1908 se encargaron dos mausoleos a Domènech i Montaner; uno para el rey Jaime el Conquistador y el otro para el resto de monarcas y nobles. Solo se llegó a construir el primero, terminado en 1927 por Pere Domènech, que no se montó hasta el año 1992, cuando fue expuesto en uno de los patios del Ayuntamiento de Tarragona. Mientras tanto, los restos de los reyes catalanes ya habían vuelto a Poblet, por lo que el mausoleo de Tarragona ya no cumple esa función y es puramente decorativo.
El monumento consta de tres partes: el zócalo o basamento, la tumba dentro de un barco, y el baldaquino que la cubre. En el zócalo de piedra calcárea granate, Domènech – que era un gran experto en heráldica catalana – hizo grabar sellos de la época de Jaime I. En el segundo cuerpo, el barco de mármol ostenta una figura femenina como mascarón de proa que sostiene la corona real, y a popa, un ángel que sostiene la bandera de Catalunya. Varias interpretaciones han especulado sobre si el barco podría ser una alusión a la conquista de Mallorca liderada por el rey Jaume, o bien un homenaje al origen germánico de los reyes catalanes, siguiendo la costumbre de colocar los restos reales en una barca o barco y dejar que las olas se lo llevaran. El baldaquino que cubre el conjunto está profusamente decorado con mosaico y se sostiene sobre ocho columnitas que reposan encima del zócalo granate. El contraste de colores granate en el zócalo y blanquecino en la tumba, es de gran belleza.
En el panteón de Jaime I se resumen las tres características del diseño de Domènech, diferente al de otros artistas modernistas: continuidad, símbolo y estructura. La continuidad la encontramos en formas iguales que son realizadas con materiales diferentes. La simbología es muy abundante: en la heráldica, en el barco de la muerte, o en el ángel cristiano. Finalmente, la estructura del monumento se reafirma en la repetición de elementos como arcos, escudos, coronas, etc."
Ver: https://domenechimontaner.org/es/municipi/tarragona/
Gracias por su aportación a: Salvador Guinart Díaz
Una vez se tuvo el mausoleo hecho, no se acabaron de poner de acuerdo adónde debía ir el mausoleo por su diseño tan “moderno”. Y entre unos y otros al final los restos del rey Jaime I volvieron a Poblet en 1952. La cuestión es que el mausoleo estuvo desmontado y abandonado en diferentes almacenes municipales hasta que en 1992 se trasladó y se montó en uno de los patios del ayuntamiento de Tarragona. Ahora este patio lleva el nombre de Pati Jaume I. Y hasta aquí mi apunte sobre el monumento. Felicidades por el trabajo que haces y por las aportaciones culturales y patrimoniales que realizas en las redes. Yo te sigo desde hace tiempo y cuelgas cosas muy interesantes. Un abrazo desde Tarragona.
El patio Jaime I, fue donde me casé. Y antes de hacerlo me empapé con la historia del monumento."
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