lunes, 6 de marzo de 2023

17/11/2021 Escola Industrial VIII: Escola del Treball II

 "El IES Escola del Treball de Barcelona es un instituto de educación secundaria ubicado en el recinto de la Escuela Industrial, en la antigua fábrica Can Batlló de la calle Urgell de Barcelona.

El origen de la Escola del Treball
Los orígenes de la escuela se sitúan en el siglo XIX durante la época de la industrialización en Cataluña. Su creación responde a la necesidad de preparar a obreros cualificados para hacer frente a la competencia europea ya los nuevos retos de aquel despertar industrial. Barcelona, ​​líder en la industrialización de España, debía estar al nivel de los mercados europeos si quería ser competitiva. Y debía mantenerse consiguiendo la promoción profesional en todos los niveles de la producción.

En 1868, la Diputación Provincial de Barcelona, ​​pionera de las enseñanzas técnico-profesionales, a partir de un proyecto de Ramon Manjarrés de Bofarull (director entonces de la Escuela de Ingenieros), crea una institución de enseñanza obrera en el recinto de la Universidad Industrial.

 














 Ver en 2016

Este proyecto empezó a funcionar el 24 de abril de 1873 con el nombre de Escuela Libre Provincial de Artes y Oficios y las clases eras impartidas por los mismos profesores que daban clase en la Universidad Industrial. Fue un centro agregado en la Escuela de Ingenieros Industriales de Barcelona hasta el año 1914, en el que se independizó

Rápidamente, y fruto de la demanda industrial, se hizo ver que era necesaria la especialización de las enseñanzas que en ese momento se impartían en la Escuela. Así, se crearon secciones que después serían básicas en la historia de la enseñanza técnico-profesional:

    Tejidos (1875)
    Tintorería (1879)
    Calderas y máquinas de vapor (1889)
    Construcción civil (1892)
    Electricidad (1899)
    Automovilismo (1907)

La concienciación, desde los ámbitos políticos y culturales, de la necesidad de impulsar más allá las enseñanzas técnicas y profesionales hizo que en 1913 Josep Puig i Cadafalch (entonces diputado en Corts por Barcelona y después Presidente de la Mancomunidad de Cataluña) formulara un proyecto de reestructuración que transformaba aquella primitiva escuela y fundaba una nueva. Era una escuela de primer grado para obreros, situada en la antigua fábrica textil de Can Batlló, en la calle Urgell, que se llamó Escuela Elemental del Trabajo.

En mayo de 1914, Enric Prat de la Riba, presidente de la Mancomunidad de Cataluña, inauguró el nuevo centro en el marco de la reorganización de la enseñanza técnica de la Escuela Industrial. La nueva escuela fue pensada para resolver la formación práctica de los obreros a partir de talleres adecuados, de un método que superase el verbalismo en favor de la intuición y la experimentación, adaptado a las circunstancias de los alumnos y con el objetivo de favorecer la especialización desde el primer curso en todas las materias. Se organizó en secciones independientes: cerrajeros de máquinas, fundidores y modelistas, electricistas, empleados de industrias textiles, operarios de industrias químicas, carpinteros y albañiles, carroceros y mecánicos de máquinas de escribir, mecánicos automovilistas, y calderos, planchistas y fumistas. Paralelamente, había también una sección de idiomas (francés e inglés).

Su denominación inicial fue Escola Elemental del Treball, pero en enero de 1922 fue autorizada a suprimir el calificativo “elemental”, ya que el nivel académico se había subido y no hacía justicia al provecho pedagógico y técnico que sacaban los alumnos. Desde 1919, la escuela organizaría un cursillo preparatorio con el fin de suplir la falta de enseñanzas fundamentales de muchos obreros que querían cursar las enseñanzas técnicas, pero que carecía de una instrucción primaria suficiente. También este año se iniciaron unos cursillos y conferencias de humanidades (arte, historia, literatura, ciencia, sociología), porque "la enseñanza técnica como único factor de educación, limita el espíritu del hombre". En 1923 sobresale la conferencia que pronunció el científico Albert Einstein, junto a otras figuras del mundo cultural catalán como Rosa Sensat, Francisco Layret, Josep Carner o Josep Puig y Cadafalch.

En los diez años en los que la Escuela fue gestionada y sufragada por la Mancomunitat de Catalunya pasaron más de 8.000 alumnos, contando tanto las enseñanzas técnicas como las preparatorias y culturales. El profesorado estaba formado por 46 catedráticos, 6 profesores, 7 auxiliares técnicos y 10 contramaestres, aparte de profesores extraordinarios y de 12 maestros para los cursos preparatorios.

En estos años, tuvo como directores a Paulí Castells ya Rafael Campalans.

La inauguración de la escuela
La escuela como tal fue inaugurada oficialmente el día 29 de mayo de 1914 en una sesión presidida por el presidente de la Mancomunidad, Enric Prat de la Riba.[4]

En el año de la fundación, la matriculación global fue de 249 alumnos que se distribuían entre cerrajeros de máquinas, fundidores y modelistas, electricistas, operarios textiles, operarios de la industria química, carpinteros, albañiles, caldereros, planchistas y fumisteros. Los requisitos de matriculación ese curso eran los siguientes:

    Tener 14 años; saber leer y escribir y conocer las cuatro reglas fundamentales de la aritmética.
    Ser obrero de oficio; justificando este requisito por medio de un certificado emitido por un taller o una sociedad obrera.
    Pagar 5 pesetas de matrícula y 2,50 pesetas de póliza.
    Si algún alumno abandonara o abandonaba el oficio podía ser invitado a dejar sus estudios.

Las promociones aumentaron rápidamente: en 1915 tenía 345 alumnos; en 1920 ya eran 783; y en 1923 tenía más de 800 alumnos. Este último año se acordó llamar a la escuela con el nombre actual: Escola del Treball.

En aquella época, a pesar de la pérdida de los mercados coloniales, la industria catalana experimentaba la segunda revolución industrial, caracterizada por la sustitución de las viejas máquinas de vapor por la energía eléctrica.[5] Esto hizo necesario impulsar una cultura industrial, porque en 1900 más de la mitad de los barceloneses no sabían ni leer ni escribir y estaban, pues, poco preparados para trabajar en la industria moderna, siendo importante el nacimiento de una escuela no sólo ligada en su tiempo histórico sino también pionera en Cataluña en la formación de futuros operarios y maestros industriales.

Aparte de dar las clases en catalán, la pedagogía que se aplicaba en la escuela (la misma que la Mancomunidad estableció en sus escuelas) era la aconsejada por los congresos de pedagogía de todo el mundo y que se caracterizaba por :

    Rehuir del verbalismo.
    Implantar un método intuitivo y experimental.
    Organizar las enseñanzas de acuerdo a un plan cíclico que avanzaba progresivamente.

La dirección de Rafael Campalans
Con la dirección de Rafael Campalans (político, intelectual y pedagogo) es cuando la escuela vive uno de los momentos más álgidos. Figura impulsora y emblemática de una etapa histórica, Campalans fue director de la Escuela desde 1922 hasta la llegada de la dictadura de Primo de Rivera, al año siguiente.[2]

Durante su dirección se amplía la escuela para dar cabida a un mayor número de alumnos: se levantan dos pisos en el lado izquierdo del edificio central y, uno más en el edificio de carpintería. Las obras dejan lugar, en el edificio central, en la biblioteca y en la dirección.

Campalans impulsó también ciclos de conferencias que constituyeron entonces una experiencia única en el mundo de la enseñanza.

Durante el año 1923, personalidades representativas de ese momento como Albert Einstein, Josep Carner, Josep Puig y Cadafalch y Rosa Sensat dictaron un ciclo de conferencias e hicieron varios cursillos

Al finalizar el curso 1924-1925 visitó la escuela el rey Alfonso XIII, dando una idea de la importancia del centro dentro del panorama de las escuelas profesionales del momento.

Con la llegada de la Segunda República española, la escuela, conocida por entonces como la Universidad del Pueblo, consigue tener un programa educativo que, por primera vez en la historia del país, consideraba la enseñanza una necesidad prioritaria.

Se implantaba la coeducación y el laicismo en la enseñanza, se reconocían las culturas y las lenguas nacionales y se impulsaba una importante renovación pedagógica y metodológica.

Guerra civil y franquismo
Durante la Guerra Civil española y la posterior dictadura del general Franco, la escuela se movió primero dentro de la dificultad de seguir impartiendo clases durante el conflicto bélico y después, dentro de la obligatoriedad de seguir una política pedagógica y unos planes estudios que rehuían el carácter propio y diferencial del centro.

Sin embargo, la Escola del Treball continuaba siendo un centro técnico-profesional con tradición y vocación de prestigio de la que era director Pedro Brosa y Piera.

Entonces, la duración de los estudios para obtener el título de Maestro Industrial era de:

    Dos cursos de preaprendizaje (de 12 a 14 años) en los que se hacían 6 horas diarias de clase (previamente debía realizarse una prueba de acceso).
    Tres cursos de aprendizaje para el grado de oficial industrial.
    Dos cursos de maestría industrial.

La mayor parte de los alumnos trabajaban en la industria y asistían a las clases de 7 a 9 de la tarde.

En 1945 se celebra en Madrid la Exposición Nacional de Trabajos de alumnos de Escuelas Elementales del Trabajo y de Artes y Oficios Artísticos. La Escola del Treball fue la principal protagonista.

Aquel curso 1945-46 estaban matriculados unos 4.000 alumnos, prueba del crecimiento acelerado condicionado por la demanda de los empresarios. En ese momento, haber sido alumno de la Escola del Treball era garantía de buena formación, profesionalidad y rendimiento.

Para obtener impresiones directas del buen funcionamiento de la escuela, el Jefe de Estado, el general Franco, visita el centro en 1949 e inaugura la exposición de trabajos realizados por los alumnos que, tradicionalmente, se exponían en terminar cada curso.

Años después, durante 1955, nace la Ley de Formación Profesional Industrial y la escuela se ajusta a la nueva ordenación ofreciendo los estudios de Oficialía Industrial y de Maestría Industrial.

En el curso 1960-61, con el fin de aumentar la capacidad del centro, se estableció el régimen de enseñanza diurna, una modalidad que no tenía tradición en Barcelona.

Durante el año 1963 finaliza la construcción del nuevo edificio de unos 6.000 m² de superficie (la actual escuela de Artes y Oficios), que fue financiado en un 60% por el Ministerio de Educación y en un 40% por la Diputación de Barcelona. El 26 de junio de 1963 Francisco Franco inauguró estos nuevos locales.

Tiempo después, en 1964, la Diputación creó el nuevo Centro de Artes y Oficios, autónomo de la Escuela del Trabajo. Es también durante esta época que Sra. Rosa Pascual da 5 millones de pesetas para crear unos talleres de electrónica que hoy en día llevan su nombre

La llegada de la democracia
En 1975 se inició un nuevo período en el desarrollo del centro. La Diputación de Barcelona firmó un convenio con el Ministerio de Educación y Ciencia en virtud del cual el ministerio tomaría cuidado de los aspectos docentes y cubriría sus gastos y la Diputación se reservaba el mantenimiento de los edificios e instalaciones de su propiedad. Así pues, se creó un Patronato con competencias compartidas entre ambas instituciones y la escuela se convirtió en un Instituto Politécnico de Formación Profesional.

Por cuestiones de competencias autonómicas en materia de enseñanza, el 21 de febrero de 1984, el Departamento de Enseñanza de la Generalidad de Cataluña firmó un convenio de actualización con la Diputación de Barcelona, ​​un ente que ha estado muy ligado al centro desde su nacimiento. Finalmente, a 31 de diciembre de 1994, los dos entes públicos firmaron un convenio por el que se traspasaban todas las competencias de titularidad del instituto a la Generalidad de Cataluña."

Ver: https://ca.wikipedia.org/wiki/Escola_del_Treball_de_Barcelona

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